Usualmente los huracanes y tormentas llevan nombres de personas. Si haces memoria aún meas, te darás cuenta que los más fuertes, casi siempre, son llamados con nombres femeninos. La explicación no es algo tan complicado.

En el mundo existe un Comité de Huracanes que pertenece a la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y cada año se reúnen treinta miembros que representan a treinta países para decidir los nombres con los que designarán los huracanes de ese año. México es uno de los miembros que participa en la decisión.

Fue en 1978 cuando meteorólogos de todo el mundo tuvieron la iniciativa de nombrar a los huracanes y tormentas o ciclones, el mismo proceso aún se lleva a cabo:

• Cada asistente propone un nombre diferente.

• Cada asistente tiene que emitir sus votos.

• Se crea una lista con 20 a 21 nombres por año con los más seleccionados.

• Cada seis años los nombres se repiten

Una peculiaridad de este "nombramiento" es que los nombres de huracanes fuertes o devastadores no pueden repetirse, así se está evitando que la población piense que será un suceso de la misma categoría y potencia.

Otro detalle es que antes de la Segunda Guerra Mundial los nombres usados provenían de las novias y madres de los meteorólogos de la época. Según el Huffington Post, se cree que en 1881, un meteorólogo inglés de nombre Clement L. Wragge nombró a los fenómenos naturales como sus conocidos y cuando ya no tenía más usaba el de los políticos que no le caían bien. (Buena idea esa).

Actualmente se utilizan nombres en inglés, español y francés, alternándose uno femenino y masculino, casualmente a los más fuertes siempre les toca ser femeninos.

En fin, el bautismo no es tan complejo, lo que sí sería complicado es estar pensando en nombres diferentes y que a los demás les gusten.

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