ME DIJO MI PACIENTE UN DÍA…
“Es que no entiendo por qué tanto alboroto con las personas con discapacidad”
Me llamó mucho la atención el comentario porque se trataba de un muchacho de unos 17 años, ¿Cómo le explicas a un chico de esa edad aspectos tan complejos en los breves minutos con los que cuentas con su atención? Como sabía que no podría hacerlo pensé en otra idea.
¿Sabías que tú tienes discapacidad?
Fue la pregunta que se me ocurrió para atrapar su atención. Imagine usted la expresión de incredulidad del joven, lleno de vida y de energía al tratar de digerir una pregunta tan absurda como esa. Estamos habituados a que cuando se habla de discapacidad casi siempre evocamos sillas de ruedas, muletas y rampas, la percibimos lejana, sin imaginar que la discapacidad está más cerca de nosotros de lo que quisiéramos creer.
Una vez que tuve su atención tomé una hoja de cuaderno y la doblé, en la mitad izquierda, con letras grandes y a manera de título escribí “columna QS” y en el lado derecho “columna RT”
Ahora, le dije, aquí en la columna QS escribe al menos 5 características de lo que más te gusta de ti mismo. Le sugerí algunas ideas, por ejemplo, soy bueno con las matemáticas, tengo gran capacidad para tratar con las personas, me gusta escribir, me gusta hacer negocios, me gusta cantar, soy guapo, soy bueno para los deportes, etc., sé honesto, cuanto más honesto mejores resultados tendrás con la dinámica, lo animé.
Cuando terminó le dije, ahora abre tu mente y proyéctate en el tiempo a unos 10 o 20 años en el futuro. ¿Cómo te imaginas que será su vida? Imagínate alcanzando tus metas, logrando lo que te has propuesto. Le di un tiempo para que viajara en sus pensamientos con comodidad.
¿Ya lo tienes en la mente? Entonces, en la columna RT escribe 5 características de cómo es que los demás nos daremos cuenta de que has tenido éxito, de que has logrado lo que querías en la vida. Por ejemplo, tendré una casa grande y varios autos, viajaré, seré directivo de una empresa importante, o mejor aún, seré el director de mi propia empresa, viviré en otro país, seré cantante o estaré en la farándula, etc. Sé honesto con lo que escribas, le pedí.
Cuando terminó le indiqué, ve la hoja. “QS” quiere decir “Quien soy”, ve lo que escribiste, lo que ahí dice define lo que eres. ¡Esa es tu esencia!
Ahora mira la otra columna. “RT” quiere decir “Resultado del Trabajo”, es lo que proyectas obtener como consecuencia de tu esfuerzo.
Estoy seguro de que actualmente no cuentas con nada de lo que escribiste en la columna RT, en contraste, las cosas que escribiste en la columna QS, ¡Todas las tienes en este momento! ¿No es verdad?
Las cosas de la columna QS ¡Son sus herramientas! Es con lo que cuentas en el presente, si las usas adecuadamente obtendrás lo que escribiste en la columna RT.
Luego le lancé la siguiente pregunta: ¿Cuánto te costará ir de la columna QS en el presente, a la columna RT en el futuro? ¿Te será fácil o difícil? Si tuvieras una escala imaginaria para medir el esfuerzo que te costará llegar a RT, donde 0 es no me interesa, 1 ningún esfuerzo y 10 todo mi esfuerzo ¿Cuánto dirías que te costará llegar? Él dijo que entre 8 y 9.
Sin importar el esfuerzo que te haya costado llegar, imagina el momento en el que obtengas eso por lo que trabajaste, imagina cuando ya estés disfrutando del placer de haber llegado ¿No habrá valido la pena, aunque te haya costado 12, 15 o 20 en la misma escala?
Pero bajémonos un poco de la nube y regresemos al presente. Hoy sólo cuentas con lo escrito en la columna QS, eso es todo tu valor, tu tesoro y vale mucho.
Por cierto, hablando de valor – continué – y saqué un billete nuevo de 50 ¿Lo quieres? Se lo ofrecí, obviamente dijo que sí. Entonces arrugué el billete lo más que pude y lo volví a mostrar. Ahora ya no está nuevo, está arrugado y maltratado ¿Aún lo quieres? Desde luego la respuesta fue la misma. Finalmente lo tiré al suelo y lo pisé repetidamente hasta ensuciarlo. Mostrándole el billete sucio y maltratado volví a preguntar: Sucio, maltratado y pisoteado, ¿Aún lo quieres? Obvio, dijo que sí. ¿Por qué, aunque está sucio y maltratado, aún quieres el billete? Le pregunté y naturalmente respondió, porque no ha perdido su valor ¡Exacto! Le dije, te aseguro que la vida te va a maltratar, es probable que te pisoteen, pero sólo tú decidirás si a pesar de eso conservarás tu valor.
Regresemos a la columna RT ¡Qué estimulante resulta imaginar el momento cuando hayas logrado tus sueños! ¿No es así? Pero… ¿Has pensado qué pasaría si un accidente o una enfermedad te pusiera en condiciones de limitar tu movimiento? ¿Qué tuvieras que usar una silla de ruedas? ¿O tuvieras dificultad para pensar o para hablar?
Se quedó en silencio, tal vez pensando en mis palabras o tal vez esperando a que siguiera con la plática ¿Lo habías pensado? Le insistí. Hoy muchas personas ya viven esa situación y ellos, como nosotros, nunca imaginaron que eso les sucedería.
Tomé mi tiempo para dejar que la idea le revoloteara en la mente y proseguí preguntando ¿Qué pasaría con las cosas que escribiste en la columna RT? ¿Se lograrían? ¿Podrías llegar a ellas? ¿Las perderías? ¿Cambiarían? Él aceptó que sí cambiarían.
Ahora ve lo que escribiste en la columna QS ¿Eso cambiaría? ¡Claro que no! ¡Tu esencia no cambiaría! Aún con las secuelas de una enfermedad o un accidente seguirías siendo el mismo ¿No es así? Pero aún en esas condiciones ¿Querrías todavía llegar a las cosas de la columna RT? En silencio asintió.
Sólo que ahora en esa escala imaginaria no empezarías desde 0 ¿Verdad? Si dijiste que llegar te costaría 8 o 9 ¿Aún piensas que te costaría el mismo esfuerzo? Si tuvieran que enfrentar esa situación en un futuro, tal vez tendrías que empezar desde -10 o -20 o tal vez desde -30. En esas condiciones ¿Aún estarías dispuesto a hacerlo? Igualmente dijo que sí.
Bueno mi amigo ¡Eso es la discapacidad! La discapacidad es querer hacer lo mismo que los demás, querer alcanzar la columna RT pero empezando desde más atrás de 0, con más limitaciones, con más dificultad. Las personas que viven con alguna discapacidad conservan la columna QS intacta, siguen siendo como cualquiera de nosotros, pero la columna RT les quedó más lejos.
Saqué nuevamente el billete maltratado y sucio de mi bolsa y lo desarrugué, lo levanté frente a él y lo rompí por la mitad. Luego le dije ¿Aún quieres el billete roto? Nuevamente dijo que sí. Entonces me acerqué y le pregunté ¿Por qué lo quieres todavía? La obvia respuesta, porque no ha perdido su valor. ¡Exacto! Así pasa con la persona que vive con discapacidad, sobre todo en aquellos quienes tienen que enfrentarla de forma inesperada. Las personas se deprimen, se caen, se rompen… como el billete, pero no pierden su valor.
Y aunque sé que no le aclaré la pregunta inicial, (eso lo dejaré para otra entrega) si logré hacerlo sentir por un momento en la condición de limitación con que una persona con discapacidad enfrenta los retos de la vida. Al final le regalé el billete y le dije, guárdalo para recordar que, ante cualquier condición, tú decidirás si conservas tu valor.
-Dr. Juan Carlos Granados
Médico especialista en medicina de rehabilitación, con postgrado en rehabilitación neurológica con más de 15 años de experiencia en el tratamiento de pacientes con discapacidad, fundador de PLENA AC y autor de diversos libros sobre lesiones neurológicas y discapacidad.
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