Cada partido político tiene el derecho de llevar a cabo sus procesos internos de la manera que ellos elijan. Por medio de votación interna entre los propios miembros, o por encuestas de medición popular. Tales procesos pudieran hacer más transparente el ejercicio político y prescindir de la simulación. Además sería menos injusto para aquellos aspirantes que llevan años esperando su oportunidad, la cual ven borrada por imposiciones de unos pocos. Tal es el caso de la candidata del Partido Acción Nacional (PAN) en Tijuana, que ni siquiera es militante del partido, Maricarmen Flores.
En su intento por competir contra MORENA y recuperar la administración de la ciudad, el PAN ha optado por la imitación, el juego mimético a falta de buenas ideas, y de forma arbitraria ha preferido a un “personaje” por encima de un político serio.
Y es que, de las diversas opciones que se tenía para competir para la alcaldía de Tijuana en las próximas elecciones, eligieron la más apática y acaso inesperada de todas.
Parece ser que Mario Osuna, [presidente del PAN en Baja California] se fue con la finta de la pre-candidatura del Terrible Morales y su supuesta popularidad con el pueblo, y optó por candidatear, rápidamente, a otra figura pueblerina. Al final la nota la dio MORENA al dar a conocer que su candidato oficial por Tijuana sería el presidente del partido en Baja California, Ismael Burgueño.
He dicho al inicio de este texto, que la decisión del PAN debe invitar, acaso con urgencia, a la reflexión y es que, parece ser que en el ámbito político, se está destinado a cometer siempre los mismos errores, aunque en esta ocasión, las consecuencias sean mayores.
La carrera profesional de Maricarmen Flores se ha visto interrumpida en diversas ocasiones por despidos que curiosamente, comparten la misma justificación: no dar el ancho como jefa. La periodista mencionó que su salida de Televisa se debió a intereses políticos sin embargo, refieren que una subida de ladrillo al ser nombrada directora de noticias provocó que su propio equipo de trabajo reprobara sus acciones, provocando su despido.
Para quien no recuerde, la periodista también estuvo a cargo de la Dirección de Comunicación Social del ex alcalde Juan Manuel Gastélum, aunque decir eso es bastante, ya que duró en el puesto menos de 6 meses.
A su cargo estuvo la responsabilidad de ser puente entre el ex alcalde con los medios de comunicación así como con la sociedad. Como siempre refieren, su salida se debió “a motivos personales”. Sin embargo, es fama que durante su gestión en el servicio público, su persona figuraba más en eventos sociales que en la oficina de comunicación.
Si consideramos que dentro de sus capacidades se encuentra el uso y manejo de la comunicación, uno pensaría que por su trayectoria como periodista contaba con las herramientas necesarias para llevar a cabo tales funciones, pero cuando tal experiencia no fue suficiente para llevar a cabo sus funciones, ¿qué podemos esperar si llega a la alcaldía de Tijuana? un fracaso rotundo. El periodo de Juan Manuel Gastelum mediáticamente ha sido uno de los peores procesos administrativos de la ciudad, y en gran parte, por la pésima gestión (para no decir nula) de Maricarmen.
No estar capacitado para un puesto y aceptarlo también es un acto de corrupción que va en contra de la honestidad y transparencia de los funcionarios.
La imagen anacrónica del PAN en Tijuana o acaso en Baja California, ha degenerado en Maricarmen Flores; su candidatura no es solo el reflejo del porvenir panista sino de su anémica memoria y nula autocrítica. El partido le ha acortado camino a los morenistas quienes parecen ir solos por la contienda electoral del municipio.
Comentarios
Facebook
SanDiegoRed
Nuevos
Mejores