La pequeña Adhara Pérez Sánchez, de 11 años de edad, quien fuera víctima de bullying hace un tiempo, demuestra su capacidad al estudiar una maestría en matemáticas a su corta edad en la Universidad Tecnológica de México (UTM), al tiempo que se prepara para hacer realidad su sueño de trabajar en la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio de Estados Unidos (NASA, por su sigla en inglés).

Adhara, quien fuera diagnosticada con autismo a los 3 años, sufrió mucho a causa de las burlas y maltratos por parte de sus compañeros que se burlaban de su “condición”, problemas que ha logrado superar demostrando con creces su inteligencia.

Originaria de Tláhuac, Ciudad de México, posee un coeficiente intelectual más alto que el de Albert Einstein, razón por la cual logró terminar la escuela primaria a la edad de 5 años, y también se graduó de la escuela secundaria y preparatoria a los 6 y 7 años, respectivamente, sin embargo, las burlas continuaron a lo largo de su historial académico.

De acuerdo con la madre de Adhara, Nayeli Sánchez, ni siquiera los profesores fueron empáticos con su situación, ya que insinuaron que lo mejor para ella era un oficio, lo que la llevó a empezar a autoexcluirse, evitar jugar con sus compañeros, “se sentía extraña, diferente".

Fue el psicólogo de la menor quien descubrió su potencial al darse cuenta que Adhara sabía la tabla periódica de memoria y tenía conocimientos de álgebra, por lo que recomendó su inscripción al Centro de Atención al Talento (CEDAT), una escuela para niños superdotados, donde tras un examen inicial, se descubrió que el coeficiente intelectual de Adhara era de 160, lo que la convierte en una verdadera genio, superando incluso a Albert Einstein y Stephen Hawking.

Actualmente, la pequeña está estudiando un programa de maestría en matemáticas en la Universidad Tecnológica de México, mientras que también tiene el sueño de trabajar para la NASA y convertirse en astronauta en el futuro.

A pesar de los obstáculos, Adhara no se rinde y tiene planes de terminar sus pruebas G a los 17 años, lo que le permitiría pilotear vuelos con el apoyo de una agencia que apoya a jóvenes científicos. De lograrlo, la menor se convertiría en la primera persona con autismo en hacerlo.

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