Los acuerdos, tratados y rápidas transacciones económicas han reducido las dimensiones del mundo. Los hechos globales suceden en cuestión de horas, de instantes.
La modernidad ha acelerado la producción de bienes y productos a consecuencia de la demanda que existe en el orbe. En apariencia, el intercambio de bienes, así como el intercambio cultural, debería producir una verdadera ganancia global. Sin embargo, esta no es la realidad de nuestro tiempo.
En países como México detrás de la máscara de la modernidad, sobreviven las masas en las que reposan las industrias nacionales, que son en definitiva, las verdaderas beneficiadas de los tratados internacionales de comercio.
En un artículo de El Universal, se recogen los resultados de un estudio elaborado a solicitud del subcomité de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, donde menciona que el Gobierno de México sigue sin atender las causas reales que permiten que distintas formas de esclavitud moderna impere en las clases menos afortunadas del país.
Las principales formas de esclavitud en México son: la trata de blancas, explotación infantil y el trabajo forzado. Sobre esta última, menciona el artículo, que la agricultura, el servicio doméstico, el cuidado de niños, manufactura, la minería, el turismo, son las principales vías en las que trabajadores son explotados por los patrones.
En los últimos días ha estado sobre la mesa de discusión, las tensas relaciones sobre el acuerdo trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá. Pero, si atendemos realmente el asunto, podríamos comenzar preguntándonos, ¿qué ofrece México y cómo se beneficia? México ofrece, aquí y allá, mano de obra barata, pero realmente muy barata. Las grandes empresas que exportan productos alimenticios como aguacate, tomate, mangos, cebolla, café etc. son en primeras y últimas instancias las grandes beneficiadas. Los mexicanos no y menos aún los jornaleros que trabajan en la agricultura.
Uno de los ejemplos que señala El Universal, es el de las fincas de tomate Agropecuarios Tom S.A. de C.V., Hortícola Tom S.A. de C.V., y sus subsidiarias con sede en San Luis Potosí, donde las condiciones de trabajo son pauperrimas. No suficiente con el hecho de que los salarios sean tan injustos que ni siquiera cubran los productos de la canasta básica, los jornaleros también deben soportar retenciones salariales, además de tratos inhumanos y acoso sexual.
¿Qué está haciendo el gobierno? Nada. Los Estados Unidos han declarado que unas de los puntos principales a soluciones con el tratado trilateral, debe ser precisamente, evitar la explotación de los trabajadores, para que tenga realmente un impacto benéfico en el país. Claro, esto lo dice un país que señala con una mano y con la otra, oprime en otras partes del mundo. Pero tienen razón en lo que concierne a México.
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Con información de El Sol de Tijuana
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