Este domingo, activistas tanto de México como Estados Unidos se reunieron en la frontera para llevar a cabo la limpieza del Río Bravo, ecosistema que se ha visto afectado recientemente a causa del derrame de aguas residuales por parte de una empresa ubicada en la región de El Paso, Texas.
Los voluntarios en la limpieza del divisor fronterizo natural atendieron el llamado de la campaña “Juntos limpiaremos el río Bravo”, reuniendo a un total de 500 asistentes de ambos lados fronterizos. Esta acción se coordinó de manera simultánea entre las ciudades de Ciudad Juárez, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Reynosa y Tamaulipas.
Brissia Delaware, presidenta binacional del Club Rotario San Bernardino y una de las impulsoras de la iniciativa, declaró que son conscientes de las consecuencias suscitadas por el cambio climático, por lo que su propósito con este proyecto es unir a la comunidad para concientizarlos sobre la importancia de depositar la basura en su lugar.
La preocupación subió aún más de nivel desde el 29 de septiembre del año en curso, fecha en que autoridades de Estados Unidos informaron sobre un derrame de aguas residuales en el río al emitir una alerta a migrantes y miembros de la Patrulla Fronteriza sobre el peligro.
Días después, la empresa EPWater reveló haber sufrido roturas en 2 líneas de aguas residuales paralelas denominadas “Frontera Force Main”, mismas que se encargan de recolectar todas las aguas residuales desde el lado oeste.
Por otra parte, el secretario de la sección mexicana de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), José de Jesús Luévano, afirmó que las descargas de drenaje que se han realizado al Río Bravo provenientes de El Paso realmente no generan un impacto grave al medio ambiente de México.
Además, el funcionario aclaró que actualmente se descargan hasta 150 litros por segundo en aguas residuales y eso sin tratar el río. Finalmente, agregó que es responsabilidad de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento dar solución al mal olor y aguas negras de la zona.
Aún con estas declaraciones, activistas continúan impulsando estrategias para mejorar el cuidado del medio ambiente, una de ellas es el programa “Adopta un río”, dirigido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que tiene el objetivo de incluir al sector privado y público, así como a la comunidad en general para su organización, mencionó el vicepresidente de tal proyecto, Carlos Montoya.
Para Montoya, la contaminación del Río Bravo no se puede describir de otra manera que no sea “evidente”, pues la presencia de basura física, cartón, sales y hasta llantas de camiones lo demuestran. Otros activistas mencionaron la desigualdad existente en la preocupación de este ecosistema natural entre los países vecinos.
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