Una de las principales medidas que se tomó para evitar los contagios de coronavirus fue el uso del cubrebocas; los informes en cuanto a su efectividad para prevenir la enfermedad se dispersaron por todo el mundo, convirtiéndola en una herramienta indispensable para la lucha contra el Covid-19.
El cubrebocas es un instrumento que ha beneficiado a la mayoría; a la población mundial, grandes empresas, pequeños comercios y por supuesto, a aquellos que se encuentran en el sector de salud y que son población de riesgo, aún así el cubrebocas preside un gran problema para el medio ambiente derivado de su uso descontrolado.
Raquel Briseños, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, menciona que un trabajador en áreas de Covid-19 puede llegar a requerir cuatro cubrebocas desechables y una mascarilla N-95 en un solo día. Asimismo, en un artículo publicado en 2020 por la revista Environment Science & Technology se calculó aproximadamente que se utilizan 129 millones de cubrebocas diariamente en el mundo.
Estas mascarillas quirúrgicas son hechas de tela no tejida de polipropileno, un compuesto químico que deriva del petróleo, y tarda más de 400 años en degradarse, además es un objeto que no se puede reciclar ya que lo conforman múltiples capas de distintos plásticos que tendrían que separarse y lamentablemente las instalaciones de reciclaje no están preparadas para manejar esta pieza.
Sin duda, el uso del cubrebocas es importante para evitar los contagios de coronavirus, aun así quienes lo utilizamos generamos un impacto ecológico muy grave, principalmente a los océanos, si antes de la pandemia toneladas de desechos llegaban al agua, los desperdicios generados por el combate contra el Covid-19 generan una mayor preocupación, afectando a la biodiversidad marina.
Para evitar la contaminación por el consumo desmedido de cubrebocas una de las mejores acciones es mantener la sana distancia y no salir de nuestras casas, sin embargo para aquellos que tienen la necesidad de utilizarlo se recomienda, primero que nada, desecharlos de manera responsable.
Lo ideal es colocar los cubrebocas en una bolsa por separado y rociarla con solución clorada; recordemos que los cubrebocas, una vez que han sido utilizados son biopeligrosos, por lo que no se deben desechar con otros desechos que pudieran reciclarse.
Otra alternativa para evitar la contaminación de los cubrebocas es utilizar los que están hechos por tela lavable, esto con el fin de reutilizarlos: es necesario usarlos siempre del mismo lado, evitar tocar el área que va por dentro y lavarlos diariamente. No se recomiendan aquellos con válvula o filtro, ya que este protege a los que lo utilizan pero no a aquellos con los que se convive.
Se necesita de un compromiso con el medio ambiente para evitar su contaminación, si bien la pandemia ha ayudado a que se reduzcan las emisiones de CO2, ha nacido un nuevo problema; hace un año era raro ver un cubrebocas tirado en las calles o en las costas.
Es imprescindible un pacto con nosotros mismos y la inclusión de la colectividad en esta cuestión, se requieren de políticas públicas, educación y una nueva percepción sobre el valor de nuestros ecosistemas.
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