Mucho se ha hablado sobre la misión que el presidente de México le encomendó a su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, que consistía en que trajera devuelta a México el penacho perteneciente al penúltimo tlatoani de México. Este adorno fue regalado por el emperador Moctezuma a Hernán Cortés en 1519.
La pieza prehispánica es un adorno hecho con plumas de quetzal, plata, oro y otras piedras preciosas y es, sin duda, un objeto que más de un mexicano quisiera poder observar, e incluso hay quien lo considera parte de nuestra herencia.
No obstante, el museo que tiene la pieza en su poder, le comunicó a la presidenta del Consejo Honorario de la Memoria Histórica y Cultural de México, Beatriz Gutiérrez Müller, que es no sucederá… no por lo menos en 10 años.
Y aunque parezca un desplante del museo austriaco, lo cierto es que la pieza tiene más de 500 años de vieja, por lo que moverla o trasladarla en avión podría provocar que el tocado en cuestión terminara por destruirse, ya que cualquier vibración de traslado (ya sea por aire o carretera) lo dañaría permanentemente.
Según informa el medio El País, el curador del museo dijo que el penacho no podrá moverse del lugar por lo menos en 10 años y que de hacerlo se necesitaría un avión de 300 metros para poder compensar las sacudidas del medio de transporte.
Con información del El País
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