Ya son más de 100 días desde que el sol no ha mostrado cambios de importancia; las manchas solares han sido prácticamente nulas durante este periodo.
La baja actividad del astro, sin embargo, representa un peligro potencial. "El campo magnético solar se ha vuelto débil, permitiendo que rayos cósmicos adicionales se proyecten al sistema solar. La sobreexposición a estos, causa problemas de salud a los astronautas y a los viajeros que visitan los polos, también afecta la composición electroquímica de la atmósfera superior, y esto puede desatar tormentas eléctricas”, comentó el Dr. Tony Phillips, astrónomo de la NASA.
Científicos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio temen que con la “fase de encierro” de nuestra estrella cercana se produzca un efecto llamado Mínimo de Dalton, que ocurrió entre los años 1790 y 1830, desatando periodos brutales de frío, pérdidas de cosechas, hambruna y poderosas erupciones volcánicas.
El 10 de abril de 1815 tuvo lugar la segunda erupción volcánica más grande en los últimos 2 mil años, y ocurrió en el Monte Tambora en Indonesia, matando cerca de 71 mil personas.
Esto, llevó a su vez, al llamado “Año Sin Verano” en 1816, donde en algunos lugares del hemisferio norte llegó a nevar en julio.
A pesar del ominoso pronóstico, “no se ha comprobado una relación entre la poca actividad solar y los desastres naturales”, opinó el responsable del laboratorio nacional del clima espacial en la UNAM. Concuerdan con el mismo argumento los investigadores del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) por sus siglas en inglés.
Con información de Phys.org, The Sun y Fayerwayer
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