Las campañas electorales en Baja California están cerca del fina. Por eso los candidatos expresan sus mejores propuestas a beneficio de los ciudadanos. También sacan a flote aquellos errores de sus contrincantes o los comenten ellos mismos. En este sentido, Jaime Bonilla es el que peores momentos ha pasado.

En las últimas semanas los bajacalifornianos hemos sido testigos, a través de las redes sociales y del campo mismo, del avance de los distintos partidos en las preferencias o rechazos debido a la popularidad alcanza en comentarios, publicaciones y likes y no en encuestas hechas a modo.

Gracias a estas plataformas y la conversación en el campo con gente de verdad, gente con rostro, podemos ver de manera clara que el PRD, gracias a su dupla Jaime Martínez Veloz-Julián Leyzaola, ha obtenido un crecimiento y aceptación considerable, a tal punto que el PAN, el partido que ha gobernado por 30 años, se encuentra por vez primera en tercer lugar. Ni hablar del PRI. Se dice que su registro en el Estado corre peligro ante el escenario de presentar una votación por debajo de la que le permitiría mantenerse en Baja California.

Por otra parte, el partido creado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador sí demuestra preferencia por parte de los ciudadanos, pero no sus candidatos. Hay que aceptar que en estas elecciones estatales los ideales, historia, comportamiento y trato de los candidatos pesarán más que siglas y colores del partido.

Tal parece que [b]a Jaime Bonilla esto no le importa. Ni a Arturo González Cruz. No muestran el valor de ser competidores dignos al mostrar una actitud de rechazo no solo hacia la gente, sino también hacia los medios, reporteros, las reglas de la competencia electoral al no asistir por capricho o temor a los debates y por supuesto, de haber superado el gasto de campaña.

Ha sido un despilfarro de dinero el que podemos ver en el gran número de espectaculares, anuncios, bardas, banderas, pantallas y personal humano que utilizan. Entonces, ¿alguien con esta actitud realmente se preocupará por los ciudadanos o solo por sí mismo?

De ser el favorito al inicio, Bonilla ha descendido considerablemente su preferencia por la actitud pedante, arrogante, altanera, excéntrica, de superioridad y agresión que muestra en todo momento, dejando ver de manera clara que no comparte la ideología de MORENA pero si la del clásico estadounidense presuntuoso y autoritario.

Además, el fraude que cometió con títulos falsos al decir que es tanto Lic. en Administración de Empresas como Ingeniero, cuyas cédulas han sido corroboradas como falsas e inexistentes. Además, se ha demostrado, legalmente, que mintió al gobierno de México y al de Estados Unidos al ejercer un cargo como Diputado entre 2012 y 2015 en nuestro país, y tan solo un año después, en 2016, luchaba por un cargo político en Estados Unidos. Estas acciones son penadas por la justicia de ambos países. Puede costarle la Gubernatura. Él lo sabe.

Podemos ver que su evasión a los medios, agresión a periodistas e inasistencia a debates, no es porque este por encima de todos y porque no valga la pena atender esos espacios según ha declarado, sino por el hecho de saberse indefendible para contestar estas acusaciones. No puede ocultar los hechos. Por eso se escondiéndose y evade a todo aquél que no ha comprado.

Es por eso que en BC, MORENA ha pasado de ser el partido de la esperanza al viejo y mejorado PRI versión Bonilla. Afortunadamente cada vez más personas pueden ver el peligro que esto representa al empezar a considerar otras opciones.

Mientras MORENA presenta a dos millonarios con formas gangsteriles como candidatos, baja en las preferencias, el PRD se fortalece con la seguridad aplastante que representa Leyzaola y la preocupación y humanismo que caracteriza a Martínez Veloz, convirtiéndolos en dupla imprescindible para la realidad de Baja California.

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