¿Siempre ha sido una broma Tijuana para los que vienen de fuera? ¿Lo es para todos? Las probables respuestas a estas preguntas son complejas y peligrosas ya que pueden poner de manifiesto ese sentimiento nativista y localista que raya en el relativismo cultural, situación que nos pone a un paso muy pequeño del chauvinismo y racismo.

Las reacciones de los tijuanenses contra aquellos que vienen de fuera están justificadas desde su propia historia. Es una reacción natural a las maneras en que los otros han definido la ciudad. Las imágenes sobre las que se asentó el imaginario del otro sobre el nosotros obedecieron a esta naturaleza discursiva:

Las tarjetas postales, ya hemos dicho, fueron la primera tecnología discursiva y de representación de Tijuana. Estas que presentamos pertenecen, ambas, al impacto inicial de la prohibición en esta localidad mismo que se tradujo muy pronto en un discurso descalificador y estigmatizante. La primera postal sintetiza a Tijuana como una gran fuente inagotable de cerveza. La segunda, sugerente desde su título: "wine, women and song. Tijuana, BC, México".

Sin embargo, Tijuana no siempre despertó ese discurso atractivo para lo que pronto fue conocido como "turismo chatarra" o "de a dólar". El Old México era buscado por familias, no por aquellos ávidos de vino, juego, músico y mujeres:

Esta última imagen es de principios de siglo XX mientras que las postales, de ya avanzada la década de 1920, con la prohibición en vigor. Por supuesto, las tres son de Tijuana. Sin embargo, las representaciones discursivas de las dos primeras con la última son totalmente opuestas.

De ser Tijuana por completo ese imán lúdico, concupiscente y hedonístico del que hablan tanto el historiador Rogelio Ruiz Ríos y el literato Humberto Felix Berumen, no pudiéramos apreciar la imagen donde se presenta la familia de turistas.

La imagen de la familia es una fotografía mientras que las otras, postales promocionales. La paradoja: fueron producidas para ser comercializadas en Tijuana. Es decir, son promocionales, para atender a los clientes que perdieron el acceso a las industrias de los placeres arriesgados por la entrada en vigor de la Ley Volstead.

Desde las tiendas de curios se difundió esta imagen que, en convergencia con la prohibición y el discurso que descalificaba la oferta de juego, licor y places de este lado de la frontera,definió y signó a Tijuana como un lugar de vicio.

Imágenes: Archivo Histórico de Tijuana-IMAC.

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