Zaragoza.- La creación de corazones a partir de órganos procedentes de personas fallecidas o de animales, a los que se les aplica células madres del receptor, representa una esperanza a largo plazo ante la escasez de donaciones y para evitar el rechazo, afirmó éste martes el medico español Francisco Fernández-Avilés.
Fernández-Avilés, jefe de servicio de Cardiología del hospital Gregorio Marañón de Madrid, impartió este martes una conferencia sobre los "corazones bioartificiales", una alternativa real a los trasplantes de corazón, pero muy lejana, ya que no se aplicará en humanos hasta dentro, al menos, de diez o quince años, señaló a los medios de comunicación.
Este doctor agregó, con motivo de su participación en la octava edición del encuentro de coordinadores de trasplantes y profesionales de la comunicación, que el proyecto que llevan a cabo en el Gregorio Marañón pretende resolver los problemas de las donaciones y de los rechazos.
La metodología, que también se puede aplicar a otros órganos, consiste en dejar al descubierto la estructura interna, que es como un andamio, de corazones no aprovechables para trasplantes, con un tratamiento que denominan "detergente", explicó.
El siguiente paso, agregó, sería aplicar a ese andamiaje o matriz células madre del propio paciente receptor, para "construir" un órgano que funcione.
Algo que "en un periodo de tiempo no corto" daría lugar a dos ventajas, la primera disponer de un banco de matrices procedentes de cadáveres de humanos o no humanos que acabaría con el problema de las donaciones, pues tendría una capacidad de almacenamiento ilimitada.
Y en segundo lugar, se resolvería el problema del rechazo, puesto que la estructura es inerte y las células que se utilizan para poblarla son las del mismo paciente que lo va a recibir, informó Fernández-Avilés.
"Estas dos grandes ilusiones, que yo creo que llegarán, representan en este momento una esperanza a muy largo plazo", afirmó.
Según el facultativo, cualquier innovación médica, por muy simple que sea, tarda un mínimo de diez a quince años hasta que se convierte en un tratamiento rutinario y este proyecto acaba de empezar.
Sin embargo, auguró que pueden conseguirse "éxitos parciales" que también tendrán utilidad, como el poder usar diferentes elementos, como músculo, válvulas o tubos, y tratarlos para "reparar parcialmente" el corazón, algo que podrá ser suficiente en algunos casos.
En este proyecto, además del Gregorio Marañón, colaboran el Ministerio español de Ciencia e Innovación, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Universidad de Minnesota, pionera en esta tecnología.