La invasión ordenada por Vladimir Putin, presidente de Rusia, hacia Ucrania ha provocado la salida de numerosas marcas mundiales del mercado euroasiático como una forma de mostrar rechazo hacia la guerra, por lo que los habitantes se han visto en la necesidad de adaptarse a todas estas sanciones.
Algunas de las empresas que han cerrado operaciones en la nación rusa han sido Coca-Cola, PepsiCo, Starbucks, Louis Vuitton, Chanel, Prada, Gucci, Apple, Master Card, Visa y McDonald's, siendo esta última la protagonista en esta ocasión.
Miles de personas han acudido a las tiendas de las marcas mencionadas para obtener sus productos antes de que suspendan su funcionamiento, como es el caso de la franquicia estadounidense de comida rápida, misma que ha sido vista con largas filas de clientes en días recientes.
La popularidad de McDonald’s en la región es tal que recientemente surgieron algunos casos insólitos, como el de un hombre fanático del restaurante que terminó por llenar su nevera de hamburguesas y compartió fotos de su hazaña en el sitio web Reddit.
Si bien, en este caso se piensa que el sujeto realizó esta compra para consumo propio y no tiene intención de venderlas, la realidad es que ya han salido otros tantos que han comenzado a revender el producto en Rusia ¡por más de 6 mil pesos mexicanos!
Con el cierre de las más de 800 sucursales de McDonald’s que operaban en territorio ruso, las llamadas “Big Macs”, especialidad de la casa, también han sido vistas en sitios de subastas donde sus precios alcanzan cifras increíbles, convirtiéndose así en una enorme fuente de ingresos para quienes adquirieron los alimentos antes del cierre de las tiendas.
De acuerdo con lo visto en ‘Avito’ un sitio web ruso de anuncios clasificados, las ofertas van desde paquetes completos con combos de McDonald’s hasta recipientes de salsas por mil rublos rusos, lo que equivale a 156 pesos aproximadamente.
Algunos elogian la idea de revender estos productos alimenticios por medio de páginas de subasta, debido a la dificultad actual para conseguirlos, sin embargo, otros más critican la idea por la poca proporcionalidad entre los precios y la calidad del producto.
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