Su origen se remonta a la historia de los primeros colonos que llegaron a los Estados Unidos desde Inglaterra y está relacionado con la cosecha de otoño. Según la tradición, a principios de la década de 1920, un grupo de colonos de Plymouth de Massachusetts decidieron celebrar la buena cosecha de otoño con los indios Wampanoag para mostrar su aprecio por las técnicas de siembra y caza de maíz que les enseñaron. Después de un período de hambruna y enfermedad, estas enseñanzas propiciaron la prosperidad de las comunidades coloniales debido al consumo de plantas naturales venenosas.

Se realiza una reunión familiar y para ella se prepara una cena, el platillo principal es un pavo horneado o asado, rociado con salsa de arándanos. Se acompaña con puré de papas y distintas hortalizas (frijoles, zanahorias y cebollas) y se bebe sidra de manzana caliente con especias.
Los postres más comunes son el pastel de manzana, el de nuez y el de calabaza. En muchos hogares, esta celebración se inicia con oraciones de agradecimiento a Dios por las bendiciones recibidas durante el año y reúne no solo a familiares, sino también a amigos muy cercanos.