La administración de Donald Trump, con su enfoque agresivo hacia el crimen organizado, ha planteado la posibilidad de una intervención militar en territorio mexicano. Esta opción ha generado controversia tanto en los Estados Unidos como en México. A pesar de que una invasión abierta parece poco probable, las acciones militares encubiertas y las operaciones de inteligencia podrían estar más cerca de lo que se podría pensar.
Trump ha señalado a los cárteles mexicanos como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, argumentando que representan un peligro comparable al de grupos como Al Qaeda.
Esta perspectiva ha llevado a la administración actual a clasificar a varios cárteles como organizaciones terroristas extranjeras, lo que le otorga la capacidad de imponer sanciones más severas y facilitar la extradición de individuos sospechosos. Sin embargo, la administración de Trump va más allá de dichas sanciones, y ha sugerido medidas más drásticas, como la invasión militar. Estados Unidos ya ha utilizado acciones militares contra Afganistán, Irak y Siria, justificándolas bajo la premisa de combatir el terrorismo.
Recientemente, Ronald Johnson, futuro embajador en México, dejó abierta la posibilidad de una intervención militar, bajo la premisa de que la vida de ciudadanos estadounidenses está en riesgo.
Ante ello, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió rotundamente que no toma a la ligera este tipo de comentarios, y asegura que cualquier tipo de intervención militar es completamente inaceptable
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Militarización de la frontera, aviones espía y el despliegue del buque USS Gravely en el Golfo de México
A pesar de las fuertes declaraciones de la mandataria y su enfática defensa de la soberanía mexicana, el hecho de que Estados Unidos haya desplegado a miles de soldados en la frontera con México y utilizado aviones espía en la Península de Baja California, muestra que las acciones de seguridad de ambos países están cada vez más entrelazadas.
Aunque estos despliegues no constituyen una intervención militar abierta, sí reflejan un creciente nivel de militarización en la región. La presencia de aviones de vigilancia y el despliegue del buque USS Gravely en el Golfo de México son ejemplos claros de cómo Estados Unidos sigue intensificando su presencia en la lucha contra el narcotráfico, aunque bajo la premisa de que son operaciones en aguas internacionales o coordinadas con el gobierno mexicano.
Es importante señalar que, los expertos en seguridad han advertido sobre la posibilidad de operaciones encubiertas en territorio mexicano. La captura de figuras clave del narcotráfico, como Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, sin la participación activa del Ejército mexicano, sugiere que las fuerzas estadounidenses están dispuestas a actuar de manera independiente en algunos casos.
Este tipo de operaciones clandestinas puede ser más probable que una invasión a gran escala, ya que permiten a Estados Unidos avanzar en sus objetivos sin las repercusiones políticas y diplomáticas que acompañarían una intervención abierta.
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