La Asociación Civil Pro Esteros realizó un llamado al gobierno de Ensenada con el propósito de que tomen acción para atender la problemática de contaminación que acontece actualmente en la playa Lengüeta Arenosa.
De acuerdo con la agrupación, últimamente aumentó de forma drástica el tránsito de vehículos tipo raíz de y cuatrimotos, una situación que levanta las alarmas entre la comunidad, incluyendo ambientalistas y visitantes.
Se trata de un caso que ha escalado de tal manera que se convirtió en un problema ambiental y de seguridad pública en Estero de Punta Banda, pues se ha desvalorado el uso de este destino como una opción recreativa.
Tan solo en los últimos meses, el incremento de estas unidades que circulan con libertad en la franja costera afecta gravemente el ecosistema y a las especies protegidas que viven en él, tales como el Chorlo Nevado (Anarhynchus nivosus) y el Charrán Mínimo (Sternula antillarum).

Las aves costeras antes mencionadas acostumbran anidar en la arena y su reproducción depende de la tranquilidad del entorno.
Entre los animales que han resultado afectados por esta situación también se encuentra la Foca de Puerto (Phoca vitulina), ejemplar que ocupa el lugar como zona de crianza. Es así que factores como el ruido, la presencia humana y el tránsito de vehículos podría provocar diversos problemas, como el abandono de crías o desplazamientos a zonas no seguras.
De paraíso ecológico a pista de carreras
Pese a ser un sitio de gran valor ecológico y reconocido por su biodiversidad, el auge de negocios dedicados a la renta de vehículos recreativos lo ha convertido en una “pista de carreras improvisada”, según denunciaron las autoridades.
Si bien, esta actividad no está prohibida en las vialidades públicas, la circulación de estos vehículos en playas y dunas si está regulado por normativas federales y locales que protegen la zona, sin embargo, no se están cumpliendo.
Además, destacan que también se han reportado incidentes de riesgo para personas que simplemente se hallaban caminando o descansaban en la playa, cuando sustos y en casos más graves hasta lesiones en los asistentes.
Es así que organizaciones locales se han unido a los residentes para exigir a las autoridades ambientales tomar cartas en el asunto, estableciendo límites claros en las áreas que deben considerarse restringidas, así como imponiendo sanciones a quienes falten a las normas establecidas en la ley.
“No estamos en contra del turismo ni de la recreación, pero sí exigimos que se haga con respeto a la naturaleza y a quienes vivimos aquí. Si no se actúa ahora, perderemos no solo biodiversidad, sino también la calidad del paisaje que atrae a los turistas”.
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