La reciente imposición de aranceles por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, autodenominado como su “día de liberación”, ha desencadenado una ola de reacciones a nivel mundial. Sin embargo, no todas estas respuestas provienen de gobiernos. Los ciudadanos están utilizando su poder económico como consumidores y hacerlo una forma de protesta.
El boicot a productos estadounidenses se ha convertido en una tendencia creciente en redes sociales y motores de búsqueda. Los usuarios comparten activamente listas de marcas y productos que conviene evitar. El objetivo es dejar de consumir artículos hechos en Estados Unidos como forma de rechazo a las políticas nacionalistas de Trump.
Incluso antes de que los nuevos aranceles entraran en vigor, ya se habían registrado protestas en distintos países.
- En Canadá, por ejemplo, muchos consumidores empezaron a evitar productos estadounidenses desde hace casi dos meses. A través de la aplicación Maple Scan, los consumidores pueden verificar si los productos que adquieren son realmente canadienses. Al mismo tiempo, en comunidades de Facebook comparten información sobre productos nacionales o de países aliados, fomentando un consumo alineado a sus ideales políticos.
- En Dinamarca, el grupo minorista más grande del país, Salling Group, ha implementado una etiqueta con una estrella negra en los productos europeos para facilitar que los clientes identifiquen rápidamente qué artículos no provienen de EE. UU.
- En Francia, al menos un centenar de manifestantes se congregaron el 5 de abril en la plaza de la República en París para protestar contra la política comercial de Trump y promover el boicot.
Cabe destacar que en redes sociales como Reddit surgieron comunidades como “BuyFromEU”, con más de 200 mil miembros que promueven alternativas europeas para sustituir productos estadounidenses.

El ejemplo más claro: la caída en las ventas de Tesla
Las consecuencias comienzan a notarse. Tesla ha sufrido una caída drástica en sus ventas del 76% en Alemania durante el mes de febrero. En el resto de Europa los números tampoco son alentadores, con descensos del 45% en enero y del 40% en febrero.
La imagen pública de Elon Musk, marcada por sus declaraciones polémicas, su apoyo a Donald Trump y su intervención en debates políticos europeos, ha afectado la reputación de la empresa.
El rechazo no se limita al consumo individual y algunas empresas también se han sumado al boicot. La compañía francesa Groupe Roy Energie, que solía adquirir entre cinco y quince Teslas al año, canceló su pedido más reciente de 15 unidades para optar por fabricantes europeos.
Aunque es pronto para medir el impacto económico real de este movimiento, este boicot cada vez más visible, podría generar consecuencias económicas.
VIDEO: Retiran productos estadounidenses de tiendas en Canadá.