Durante una visita a la frontera entre Estados Unidos y México este martes, Lee Zeldin, administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), ofreció declaraciones bastante contundentes sobre la crisis de aguas residuales del río Tijuana, que continúa afectando a comunidades del sur de California.

Zeldin exige resultados inmediatos ante crisis de aguas residuales
Zeldin no se contuvo al hablar sobre la situación:
“No nos importa cómo se haga, pero el problema tiene que resolverse”, sentenció el funcionario.
Aseguró que México está comprometido a hacer su parte y que se enviará una propuesta con estándares específicos de infraestructura y drenaje. Sin embargo, advirtió que es ahí donde surgen obstáculos presupuestales, lo que podría retrasar acciones urgentes.
El olor en la frontera, comparado con el 11 de septiembre
Durante su recorrido por el área de South Bay, Zeldin fue cuestionado por los medios sobre su impresión del olor que emana de las aguas contaminadas. Su respuesta fue impactante:
“Es como el aire tóxico que se respiraba en Nueva York después del 11-S.”
La comparación refleja la gravedad de la crisis sanitaria y ambiental que afecta a ambas naciones.
Zeldin aseguró que la EPA mantendrá la presión diplomática y técnica para establecer mecanismos de solución conjunta. Se espera que el documento enviado por México con los estándares propuestos sirva como base para evaluar necesidades de infraestructura y financiamiento.
Por ahora, los residentes del sur de California y Tijuana siguen viviendo los efectos directos del colapso del sistema de drenaje, con riesgos para la salud pública, el medio ambiente y la economía local.
Cabe resaltar que el problema de las aguas residuales del río Tijuana es una constante fuente de tensión entre ambos países. Cada año, millones de galones de aguas negras sin tratar cruzan la frontera y desembocan en el Océano Pacífico, afectando playas, reservas naturales y zonas urbanas del condado de San Diego. Este flujo contaminado genera malos olores, problemas de salud pública y cierres constantes de playas debido a la alta presencia de bacterias, como enterococos fecales.