
Así que el hombre hizo lo que cualquiera en su situación hubiera hecho: guardó al pobre roedor en la bolsa de su pantalón, entró al buffet y comió tranquilamente hasta que llegó su cuenta por 7.25 libras (160 pesos). Cuando nadie lo veía, a excepción de la cámara de seguridad, liberó a su cómplice (que después fue capturado por una compañía de pestes) y comenzó a gritar por la supuesta indignación, rehusándose a pagar por el servicio. Sin embargo, su farsa fue descubierta a través del sistema de vigilancia y el día de ayer acudió a la corte para defenderse.

Kevin Smith, el dueño del establecimiento, dijo a una publicación local que "Él es la escoria del mundo, pudo haber destruido la reputación que he construido durante siete años." Elaboró que "Gente como él merece la pena de muerte." También comentó, cambiando de tema, que el animal, ya en libertad, parecía estar domesticado y que "estaba muy limpio, como si le acabaran de cortar el pelo."

El total de la multa fue de 60 libras (1340 pesos) y un año de sevicio comunitario.
Por si pensabas que a ti te fue mal el día de San Valentín.
Puedes ver aquí la ejecución del plan maestro.
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