Los Ángeles.- La muralista Judy Baca es una incansable luchadora por la preservación los espacios públicos para la cultura, con una carrera de casi cuatro décadas en la que se ha convertido en un referente del movimiento chicano.
Como miembro fundador y directora del Centro para la Investigación Social y Artística, Sparc (por sus siglas en inglés), esta muralista nacida hace 64 años en Los Ángeles dedica hoy sus esfuerzos a preservar la identidad cultural de los latinos.
"Creo que mi trabajo es crear sitios de memoria pública que recuerden las historias de mi familia y de otras familias latinas a través de la historia de construcción de este país", dijo la artista a Efe.
Su obra más famosa es la Gran Muralla de Los Ángeles, un mural de media milla de largo, ubicado en secciones del colector de aguas del río Tujunga, en el Valle de San Fernando (California), que finalizó en 1984 y en el que cuenta la historia de opresión de los angelinos de origen minoritario.
"Empecé en mis veintes un trabajo llamado La Gran Muralla de Los Ángeles y por más de 30 años he regresado al sitio con más de 450 jóvenes en riesgo y de bajos ingresos, para producir un mural de media milla de la historia de Estados Unidos y Los Ángeles desde el punto de vista de las contribuciones de los inmigrantes. Es la historia no contada en los libros de historia", afirma.
Actualmente, la también profesora de arte en la Universidad de California Los Ángeles, UCLA, complementa su cátedra con los trabajos de restauración que buscan mantener vigente el mural y su mensaje.
"Aunque ha estado quemándose bajo el sol por 35 años y está en un canal de control de inundaciones que se inunda, aún así permanece; hemos recibido donaciones del Consejo Cultural de California declarándolo de importancia histórica; hemos restaurado unos 1.000 pies y estaremos trabajando para restaurar 1.700 restantes, para traer de vuelta su colorido y construir un puente interpretativo sobre el sitio", afirmó la artista.
Su obsesión por preservar obras de arte público, que la ha acompañado durante toda su carrera profesional, se originó desde su fascinación con el poderoso mensaje revolucionario de las obras de los famosos muralistas mexicanos David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco.
Como una de las mujeres más influyentes de California, de acuerdo con la revista Hispanic, la artista y académica busca evitar que lo comercial acabe con el arte público y que la memoria artística de su pueblo desaparezca para siempre.
"Hoy en día los chicos han aprendido muy bien del sistema de logos corporativos que predominan en Los Ángeles y que muestran la pérdida del espacio público y el uso de cada centímetro para la publicidad, en un mensaje que nos invita a comprar algo que probablemente no necesitamos", afirmó.
Por eso Baca, quien recuerda constantemente el impacto de su abuela Francisca en la formación de su conciencia social, trabaja con sus alumnos del Laboratorio de Murales Digitales, en donde utiliza nuevos métodos, para recrear piezas ya desaparecidas y colocarlas de nuevo en el ojo público.