Madrid.- Tras vivir en primera línea el rescate de los mineros atrapados en la mina San José de Chile, el periodista estadounidense Jonathan Franklin recupera en "Los 33" la tragedia "que cautivó al mundo" y transformó para siempre la vida de sus protagonistas, desde un perspectiva humana y positiva.
En una entrevista en Madrid, Franklin, veterano corresponsal de The Guardian y The Washington Post en Latinoamérica, explicó que el libro traslada al lector a dos mundos distintos, el del interior de la mina y su exterior, donde operaban los equipos de rescate.
"La esencia de la historia es el trabajo en equipo y la capacidad del ser humano para buscar soluciones. El libro demuestra lo bueno y lo malo de lo que somos capaces sin entrar en sensacionalismos", indicó.
Con un profundo conocimiento de la cultura chilena, "de sus modismos y de su humor", al periodista le costó muy poco acercarse a familiares, rescatistas, ingenieros, políticos, e incluso a los propios mineros y ganarse su confianza.
Al contrario que el resto de compañeros, que iban a dormir a la ciudad, Franklin lo hacía en el "campamento Esperanza", convertido con los días en "un circo total, con payasos, masajistas, predicadores y niños disfrazados de spiderman" y, si se desplazaba, "lo hacía en el autobús con las familias".
Así pudo compartir con ellos detalles e intimidades, e incluso cartas personales e imágenes con las que luego ha llenado las páginas del libro.
"Era una sensación muy extraña, porque estaba hablando con las mujeres de sus maridos, de cómo eran, de las cosas que les gustaba hacer, y justo debajo estaban ellos, viviendo en otro mundo", explicó.
"Los 33" es, según su autor, "una obra de teatro en la que los lectores ocupan la primera fila para sentir lo que sintieron los mineros, lo que sufrieron, olieron, las infecciones cutáneas que padecieron, el hambre, el terror, los sonidos".
"Juego mucho con los sonidos, primero con los del derrumbe, después con el silencio, que supuso una pesadilla para ellos porque no escuchaban acercarse ningún taladro y, al final, con los de los taladros acercándose, la esperanza y la tortura", precisó.
En sus conversaciones con los psicólogos que acudieron al campamento para ofrecer su ayuda a los familiares, Franklin supo que, en accidentes de ese tipo, siempre hay un 15 ó un 20 por ciento de las víctimas que se convierten en mejores personas, "porque descubren su fuerza interior, su capacidad de resistencia".
"La mayoría de ellos son luego más humildes, tratan mejor a sus familias. Todo es una muestra de lo frágil que es la mente humana. En sólo 17 días la visión de mundo que tenían los mineros cambió por completo. Al salir al exterior muchos tuvieron la sensación de que estaban dejando lo peor de sí mimos abajo", subrayó.
El periodista, que sigue manteniendo relación con la mayoría, afirmó que "siguen en un limbo, atrapados entre el mundo de un minero humilde y una estrella famosa", y que "van a tardar mucho tiempo en aterrizar y entender cuál es su vida actual y cuál es la que quieren o pueden llevar".
"La mayor parte siguen teniendo graves problemas económicos, pero el Gobierno está haciendo grandes esfuerzos para encontrarles trabajo", dijo.
Según los estudios consultados por Franklin, un 15 por ciento de los mineros que permanecieron encerrados en la mina San José "nuca se van a recuperar del trauma".
"Una docena de ellos dirían que vivían mejor abajo que arriba. Recuerdo que al salir, Mario Sepúlveda me dijo: ¿Por qué no hicieron una encuesta sobre quién quería salir y quién no?. La gente no entiende la bondad espiritual que ellos tuvieron. El hecho de casi morir colectiva y lentamente la crea", añadió.
Respecto al papel del presidente Piñera, el periodista asegura que "se la jugó", a pesar de que mucha gente "le acusó de haberse querido aprovechar de la situación".
"Te aprovechas de algo cuando cosechas lo que no has sembrado, pero él sembró. Todos sus asesores le rogaron para que no se implicara tanto, pero los ignoró. Le encanta lo extremo. ser su guardaespaldas no debe ser nada fácil", concluyó con humor.
