Miguel Ángel Cerón no se dejó llevar por el pánico después de haber perdido su trabajo de 16 años en una empresa de fabricación de plásticos en Chula Vista.
En inmigrante de México se le ocurrió un plan, volver a la escuela.
Plan que le está brindando frutos; Cerón, de 50 años, consiguió un trabajo el pasado verano como ayudante de enfermería en un asilo de ancianos en La Jolla.
A pesar de que gana menos que antes le atrae la posibilidad de ascender en la escala salarial, puesto que ahora ha mejorado su inglés y se ha preparado para entrar en el campo de la salud.
"Vi que era un área donde había trabajo", dijo Cerón de Paradise Hills.
Los latinos, como otros estadounidenses, están regresando a la escuela para ampliar sus conocimientos y poder seguir el ritmo de la cambiante economía.
Muchos se matriculan en colegios comunitarios en clases de bajo costo o gratuitas.
Los latinos representaron el 30 por ciento de los estudiantes de colegios comunitarias en el período 2009-2010, en comparación con el 28.8 por ciento en 2006, cuando la economía comenzó a bajar, y 25 por ciento en 2000, según las estadísticas anuales más recientes del estado.
En el Distrito de Colegios Comunitarios de San Diego, los latinos constituyen el 25 por ciento de la población estudiantil, en comparación con el 22 por ciento en 2006, y 19 por ciento en 2000.
Los hispanos tienen una mayor representación en los programas de Educación Continua, que ofrecen inglés como segundo idioma, clases para revalidar la preparatoria y para la ciudadanía, además de programas de certificación y capacitación para el trabajo.
Los latinos representan aproximadamente un tercio de los estudiantes matriculados en seis sitios del programa de Educación Continua en San Diego.
Murtaza Baxamuza, director del centro de investigación Center for Policy Initiatives, dice que los latinos se han visto más afectados por el desempleo que otros grupos y que sienten la misma presión que el resto de los estadounidenses de mejorar su nivel de educación.
En el Condado de San Diego, la tasa de desempleo para los latinos es de 13.2 por ciento, en comparación con el 10.4 por ciento de la población general, de acuerdo con el centro de investigación.
Cerón, quien fue despedido en 2008, regresó a la escuela inicialmente para mejorar su inglés.
"Mi inglés no era tan bueno", comentó.
También se matriculó en un curso de Desarrollo de Educación General (GED) y obtuvo un diploma de equivalencia de escuela secundaria.
"Yo sabía que necesitaba mi GED, si quería seguir estudiando", dijo, "muchas escuelas requieren que tengas este diploma".
Asistió a las clases en el Complejo Educativo Cultural de Ocean View Boulevard.
Después tomó clases para brindar cuidados en el Centro de Educación Continua César Chávez en Barrio Logan, y posteriormente se inscribió en un certificado de auxiliar de enfermería en San Diego City College.
Cerón comentó que estaba preocupado por las finanzas de su familia después de haber sido despedido, pero tenía fe en que estaba haciendo lo correcto al volver a la escuela.
"Muchas veces pedimos a Dios ayuda, pero tenemos que ayudarnos nosotros mismos", explicó Cerón, que es católico.
"Siempre decimos que Él tiene un plan y que las cosas suceden por algo, pero si nos cruzamos de brazos a esperar que algo suceda, nada va a ocurrir. Pero si le pedimos a Dios y empezamos a buscar nosotros mismos, algo bueno va a pasar".
La familia Cerón todavía no está completamente estable, la esposa de Miguel Ángel, Aurelia, de 46 años, fue despedida de su trabajo de oficina en una iglesia el pasado mayo.
Ella ha estado buscando trabajo sin tener suerte. "A veces puede ser desalentador", dijo.
Recientemente solicitó un trabajo en el condado.
"Había unas 150 personas solicitando trabajo y tomando el examen ese sábado", comentó Aurelia.
Espera tener noticias sobre ese trabajo, pero no se va a sentar a esperar a que suene el teléfono.
Aurelia planea seguir el ejemplo de su marido y se inscribirá en el programa de Capacitación Profesional de Oficina en Grossmont College.
La pareja Cerón tiene tres hijos, a quienes les está yendo bien a pesar de los problemas por los que están atravesando sus padres.
Su hijo mayor, Miguel Ibrahim Cerón, de 23 años, se graduó de la Universidad de Harvard el año pasado y trabaja en Nueva York.
Su hija, Anaid, de 25 años, recién casada, trabaja en SeaWorld y planea transferirse a la Universidad de California en San Diego.
Su hijo menor, Diego, es un estudiante prometedor de la escuela The Preuss en La Jolla y está inscrito en Reality Changers, el programa de preparación para la universidad que ayudó a su hermano a entrar en la Universidad de Harvard.
La pareja comentó estar disfrutando el éxito de sus hijos, mientras se enfrentan al desempleo y el subempleo.
Sienten que les están dando un buen ejemplo.
"Esta es la enseñanza que vamos a dar a nuestros niños", dijo Aurelia Cerón.
"Vienen tiempos difíciles, pero no vamos a ser derrotados por el momento. Vamos a luchar para salir adelante."
Leonel.sanchez@sandiegored.com
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California Employment Development Department
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