TIJUANA El clarinete bajo de la Orquesta de Baja California (OBC), el ruso Alexander Sasha Gourievitch, está de fiesta este verano.
Celebra 50 años como músico profesional, 20 con la OBC y 30 como investigador e intérprete de música klezmer, un tipo de música popular judía que se originó en el siglo XV.
Estos aniversarios, sin embargo, no le han hecho recordar los teatros llenos, las ovaciones o los múltiples viajes en giras que tuvo al lado de la Orquesta Filarmónica de Moscú, la Orquesta de Cámara de Rusia, cantantes populares u otras orquestas de Europa y Latinoamérica de las que formó parte.
Gourievitch explicó que su principal recuerdo en estos días es su padre, un violinista ruso de origen judío, con el que comenzó a tocar profesionalmente en una banda a los 17 años en salas de cine y salones de baile de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en plena guerra fría.
"En Rusia, el servicio militar comenzaba a los 13 años. En los cuarteles había bandas musicales y mi padre me dijo que entrara a una para que no me pusieran en un frente", dijo. "En aquel tiempo (1958) había muchos niños sin padres por la Segunda Guerra Mundial y estas orquestas juveniles también eran un refugio, la música implicaba que ellos adquirieran una disciplina, un arte, un desahogo".
Nacido en Jabarovks, Rusia, situada en la frontera con China, Gourievitch se graduó del Instituto Gnessini de Moscú. De 1969 a 1989 trabajó como solista en el Banda del Conservatorio Tchaikovsky, donde conoció al maestro Eduardo García Barrios, quien en 1992 lo invitaría a formar parte de la OBC.
García Barrios recordó que conoció a Sasha, como cariñosamente le llaman sus amigos, por amigos comunes. En el proyecto musical de la OBC ya estaban entonces los rusos Pavel Getman (fagot) y Boris Glouzman (oboe).
"(Gourievitch) es un músico de una extraordinaria sensibilidad, con una enorme experiencia no solo en la música de concierto sino también de la música judía, donde es un verdadero experto. El nivel de dominio, de lenguaje, de expresividad con que toca la música judía es un ejemplo para cualquier músico de cualquier género", dijo García Barrios.
Previo a su incursión en la OBC, Sasha había trabajado como solista en distintas orquestas de música popular judía. En 1991 grabó dos discos compactos en Checoslovaquia y, en 1992, otros dos de música popular en Inglaterra.
Ya como integrante de la OBC, paralelamente continuó su proyecto de rescate e interpretación de la música klezmer. Hasta ahora es el único músico en tocar en 15 de 17 ediciones del Festival Anual de Arte Judío, que se celebra durante julio en el Lyceum Theater de San Diego.
"Comencé a tocar música judía cuando mi padre murió (hace 30 años)", dijo. "Para mí ha sido como descubrir una música que tenía dentro de mí, algo espiritual. La música judía está en la gente, porque no tenían un país, no un lugar geográfico, entonces es una mezcla de las poblaciones donde han vivido".
Gourievitch fundó en 1995 el Ensamble Freilechs que significa danzas en hebreo con sede en Tijuana, cuya dirección tiene a su cargo.
Además se desempeña como docente en el Centro de Artes Musicales (CAM), en la Orquesta Juvenil de Tijuana, en el Centro de Estudios Musicales de la UABC y en la Academia Pro-Música Ensenada, que originó hace 21 años el ensamble de la OBC.
Hasta la fecha tiene 40 grabaciones (desde música gitana, música popular y clásica, hasta klezmer, danzones, canciones de José Alfredo Jiménez y tangos), una docena de ellas con la Orquesta de Baja California.
"Sasha toca con corazón, con toda la fuerza de sus emociones y amor a la vida, consciente de su historia. Es un músico especializado en la música judía y que creo que todos los jóvenes en la orquesta lo ven como un ejemplo a seguir", dijo Omar Firestone, cellista de la OBC y quien lo conoce desde hace 18 años.
Gourievitch dijo que la música no solo lo llevó a conocer países en los que siempre quiso estar y descubrir su origen a través del klezmer, sino también lo encontró con su esposa, una maestra de canto que falleciera hace diez años; su hija, una violinista, y con numerosos amigos.
"La música ha sido magia para mí", dijo.
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Omar Millán escribe para Enlace, el semanario en español del UT San Diego