Garden Grove – "¿Dónde está North Park?"
Eso es lo que el hombre quería saber mientras observaba el juego de campeonato en esta ciudad del Condado de Orange entre los equipos de futbol de los chicos de Cypress y el barrio de sandieguino de North Park.
North Park ganó por marcador de 4-3.
Es muy seguro que ahora ese hombre sepa dónde está North Park, al igual que los jugadores, entrenadores y árbitros que participan en soccer de la organización de AYSO que abarca desde los condados del centro de Los Ángeles hasta la frontera con México.
El equipo de niños Sub-14 de North Park no ha perdido un partido desde el inicio de la temporada a principios de septiembre.
Se abrió paso entre sus oponentes en diciembre, incluyendo una victoria sobre los Rebels de Kearny Mesa, para ganar el Torneo de Área en San Marcos.
Hace dos semanas, jugando en Garden Grove contra el equipo de Cypress, North Park se adjudicó el título de la Sección 11 del AYSO que cubre la parte central de Los Ángeles y los condados de Orange y San Diego.
"Las cosas van a ser más complicadas la próxima vez", advirtió el entrenador del equipo, Mario Ramírez, después de la victoria contra Cypress, repitiendo esa frase a lo largo de la extraordinaria temporada que está viviendo su escuadra.
Ahora los jóvenes menores de 14 años se están preparando para competir por el Campeonato de California este sábado, también en Garden Grove.
North Park es uno de los últimos cuatro que quedan con vida de los más de mil equipos que iniciaron la temporada en la Costa Oeste.
En agosto pasado, Ramírez le dijo a su equipo que el compromiso del sábado es a donde quería llegar.
Es más, el entrenador tiene un segundo equipo que compite por un campeonato estatal, el Sub-14 All-Stars, una colección de los mejores jugadores de tres equipos de North Park.
Esta es una historia sobre los jugadores de North Park, algunos de los cuales han vencido desafíos gigantes para ganar juego tras juego.
También es una historia acerca de su entrenador, un mariscal de campo que exige disciplina y compromiso total con el juego de conjunto.
A cambio, él les enseñó cómo llegar a ser buenos jugadores, y más importante aún, les enseñó a ser mejores personas.
La mayoría de los jugadores son latinos de familias de clase trabajadora que viven alrededor del centro de San Diego.
Muchos han crecido juntos jugando en varios equipos de North Park, mientras que algunos nunca habían jugado juntos.
Lo importante es que en el equipo existe una gran unidad, una gran comunión.
Los jóvenes corren alegremente a abrazar al jugador que anota un gol y durante su tiempo libre juguetean como amigos que sienten la felicidad de estar reunidos.
Las estadísticas muestran que Manuel López, de 13 años, es el máximo goleador del equipo pero él no actúa como una estrella.
De hecho, el entrenador no tolera fanfarronerías o actitudes altaneras en el terreno de juego.
Ramírez insiste en que todos sean tratados por igual, sin importar su nivel de habilidad para jugar futbol.
Manuel tiene la capacidad de burlar a los defensas contrarios con mucha facilidad y siempre encuentra una manera de situarse cerca de la meta.
Cuando eso sucede, él toma la iniciativa de disparar a gol.
Incluso sus fallas son espectaculares que provocan muestras de júbilo de los presentes que en inglés y en español le gritan: "¡Buen trabajo!".
Manuel, un estudiante de octavo grado en la secundaria Thurgood Marshall, no era capaz de jugar en el primer partido del equipo.
Él se estaba recuperando de una operación en la nariz para tratar un problema que le había atormentado durante años.
"Estaba muy preocupado que lo fueran a sacar del equipo", recordó su madre, Elsa López.
Sin embargo, el entrenador le permitió regresar, y literalmente, el joven corrió con la oportunidad que le dieron.
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