Una nueva adición a la siempre cambiante escena gastronómica de Tijuana es el restaurante Cataviña. Zaira y su equipo abrieron sus puertas hace apenas 9 meses en la Zona Río. El restaurante Cataviña tiene una fachada hermosa de ladrillo con acentos modernos. El visitante tiene la opción de comer adentro o fuera, en la sección externa. El área del patio tiene hierbas frescas creciendo en el perímetro exterior las cuales no sólo son hermosas para ver sino que también crean fabulosos aromas. El patio es ideal para los días y noches de verano que ya se acercan pero también está equipado con lámparas de calor para cuando el frío empieza a sentirse. Los interiores de este curioso restaurante son cálidos y acogedores, el ambiente es simplemente encantador. Hay música Jazz de fondo a un volumen lo suficientemente bajo como para aún poder disfrutar la conversación con familiares y amigos.
Zaira nos ofreció una probadita de lo que su menú ofrece, una maravillosa manera de conocer anticipadamente las variadas opciones. La comida empezó con el platillo refrescante ideal: una mezcla de ceviche de caracoles marinos y pulpo cocidos además de camarón fresco y vieiras presentado en un pequeño tazón de crujiente tortilla verde. Éste fue uno de mis favoritos del día. Cada bocado estaba lleno de mariscos frescos, un toque ácido y un poquito de picante otorgado por chiles Chiltepín. Adoro la idea del tazón de tortilla, el fondo reúne los jugos para que no te pierdas ni una gota.
El siguiente platillo era un delicado carpaccio de vieiras sobre delgadas rebanadas de pepino persa. La simpleza de este platillo es lo que realmente llamó mi atención, había tanto sabor en cada mordisco que fácilmente podría haberme terminado el plato entero yo sola.
El tercer platillo consistió en Tacos de Pargo. Los trocitos de pargo (huachinango) estaban cubiertos de deliciosos sabores asiáticos, se sirven acompañados por tortillas caseras de maíz recién hechas y cremoso aguacate. Es la primera vez que pruebo tacos con este abanico de sabores y definitivamente regresaré por más. El pescado era absolutamente divino por sí mismo pero crear tus propios tacos con él agregaba un divertido extra.
A los tacos siguió una ensalada hecha de hojas de espinaca, gajos de mandarina, almendras, fruta seca y queso todo mezclado con aderezo balsámico. El aderezo estaba del lado dulce pero las robustas hojas de espinaca y lo salado del queso lo balanceaban muy bien.
El solo escuchar los ingredientes del siguiente platillo me emocionó. Pollo dorado sobre una cama de mango a la parrilla, queso Brie derretido y papas. Rociada sobre esa belleza iba una reducción de Tempranillo. Compartiendo el plato había una porción de vegetales baby también. Déjame decirte que si nunca has tenido el placer de disfrutar un pollo jugoso, mango a la parrilla y Brie todo en un solo bocado, te estás perdiendo de mucho. Por cierto, la reducción de Tempranillo era tan deliciosa que podría haberse comido sola a cucharadas.