TIJUANA A través de sus dibujos, María Evangelina Rodríguez transmite la vida y el movimiento de los caballos que ama, señala el West Cost Drawing, un colectivo de 24 prestigiosos artistas de la costa oeste de California.
Desde hace veinte años, Rodríguez ha realizado múltiples pinturas ecuestres en las que resalta las figuras de caballos silvestres, éstos no tienen riendas ni bridas ni sillas de montar.
"Siempre me propuse pintar los caballos de una forma libre. Son animales perfectos que nos han dado mucho a los seres humanos. A mí, con el tiempo, me ha entristecido el abuso que hace el hombre de estos animales al mantenerlos encerrados", dijo.
La artista de origen moreliano, pero que desde hace 30 años reside en esta frontera, define su trabajo sin pretensiones, "es de un estilo libre y espontáneo en el que sin mucho detalle se ilustran caballos con simplicidad pero con fuerza al mismo tiempo que con vida y movimiento".
Julio Rodríguez, director del prestigioso festival anual Entijuanarte, dijo que el trabajo de María Evangelina no tiene precedentes en la región. A fuerza de pintar imágenes ecuestres una y otra vez encontró un estilo propio, único y especial.
La pintora es una de las expositoras de la quinta edición de la Bienal Nacional de Artes Visuales Miradas 2012, que a partir del viernes 15 de junio se expone en el Centro Cultural Tijuana.
Además, en agosto y septiembre participará en el colectivo de West Cost Drawing, que posiblemente se realice en el Art Institute of California; mientras que en octubre estará en la muestra Entijuanarte, a realizarse en el Cecut; y en junio de 2013 el San Diego Art Institute le ha confirmado una exposición individual de su obra, dijo.
"Mi recuerdo más viejo fue soñar que me regalaban un caballo", dijo Rodríguez, quien asocia su niñez y adolescencia en su natal Morelia junto a equinos, pues montaba caballos en cerros, fue escaramuza y practicaba equitación hasta que comenzó a estudiar la universidad.
Cursó la carrera de Odontología y estudió arte en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) bajo la dirección del pintor y escultor Alfredo Zalce (1908-2003), una de las figuras centrales del arte moderno mexicano y quizá el menos conocido de los grandes muralistas del país en el siglo xx.
"Asistía al estudio del maestro en Morelia (Michoacán) y era maravilloso. Yo realmente comencé pintando indígenas mexicanos, pero recuerdo que el maestro Zalce me decía que debía encontrar un estilo propio", dijo.
Rodríguez explicó que ese estilo lo encontró de forma espontánea cuando juntó dos cosas que amaba. Hacia 1992, tras inscribir a una de sus hijas en un equipo de equitación, ella volvió a montar caballos al mismo tiempo que comenzó a pintarlos.
"No lo tenía planeado, solo se fue dando sin pensar mucho y empecé a pintarlos", dijo la pintora, cuyo trabajo también abarca figuras de toros, rostros y cuerpos humanos; sin embargo su pintura se ha definido a través de sus cuadros ecuestres.
Tan es así que cuadros suyos han sido portadas de revistas ecuestres como Escala (2011), Thunderbird Show Park Premium (2010), California English (2009), Polo Players Edition (2008) y Horses In Art (2006).
También en 2009 los organizadores del Art Walk de San Diego escogieron un cuadro suyo para la portada del catálogo del 25 aniversario de la muestra; y en 2006 L.A. Cetto la empresa más importante de vinos de mesa del país colocó la imagen de un cuadro de Rodríguez en la etiqueta de la Reserva Platino del 80 aniversario de la vinícola, tras ganar María Evangelina el primer lugar en el concurso de arte regional.
Rodríguez dijo que los caballos le han dado mucha suerte, todavía la emocionan mucho, y ese sentimiento lo plasma en tinta trazando dibujos sencillos, sin complicaciones, con colores cálidos que consigue transmitir ese amor a un animal que también ha definido su vida.
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Omar Millán escribe para Enlace, el semanario en español del UT San Diego