México .- Las víctimas civiles inocentes caídas en la lucha contra el narcotráfico del Gobierno mexicano crecieron un 172 por ciento en los últimos 12 meses, según datos de la fiscalía federal revelados hoy por el diario Reforma.
De acuerdo al documento, en 2010 perdieron la vida 166 personas calificadas como "víctimas o daños colaterales de enfrentamientos o agresiones" del crimen organizado. Un año antes, la cifra fue de 61.
Desde que el presidente Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico, a su llegada al poder en diciembre de 2006, el país vive sumido en una continua ola de violencia que afecta a gran parte del territorio. En este periodo, las víctimas inocentes contabilizadas por el país suman 356, según las mismas fuentes.
El Ejército y la Policía Federal han sido empleados como punta de lanza de las autoridades en la lucha antidroga, dado que son cuerpos más capacitados y con mayores recursos que las policías estatales y municipales, y no tan infiltrados por el crimen organizado.
Consecuencia de sus labores de seguridad pública, se han producido más de un millar de enfrentamientos violentos con criminales, según datos del servicio de inteligencia mexicano. Muchos de ellos, prolongados tiroteos en plena ciudad y en carreteras.
De los cerca de 34 mil muertos que ha dejado la lucha antinarco y la que mantienen por el poder los propios cárteles entre sí, el Gobierno sitúa que la gran mayoría,
90 por ciento, eran como sicarios.
No obstante, algunas plataformas civiles han denunciado que se criminaliza a ciudadanos inocentes, al estilo de los "falsos positivos" de Colombia en relación a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Adicionalmente, se han producido varias muertes en retenes militares o fuego cruzado donde el Ejército ha intentado hacer pasar por sicarios a inocentes o ha atribuido las muertes al narcotráfico, a pesar de que los peritajes no estaban claros en ese sentido.
Uno de los casos más comunes ha sido el de familias que se pasaban retenes en su vehículo y caían víctima del fuego de los soldados. Entre esos muertos hay varios niños.
A pesar de las recomendaciones de organismos de derechos humanos, no han trascendido apenas casos en los que los militares hayan reconocido la responsabilidad y las víctimas hayan sido indemnizadas.
