Tijuana.- Luego de tres años de una sangrienta batalla intestina entre el cártel de los Arellano y una célula de estos que no reconocía al nuevo líder, dejando una estela de 2 mil 327 muertos y decenas de desaparecidos de 2008 a 2010 en Tijuana, el ganador parece que ha sido el cártel de Sinaloa.
El acérrimo rival de los Arellano se ha asentado plenamente en esta frontera y está inaugurando una nueva era en el crimen organizado, coinciden especialistas consultados.
Eso a pesar del duro combate que han realizado las autoridades contra el crimen organizado establecido en esta región, exponiendo esta batalla como un éxito a nivel internacional.
"Se desmanteló a un cártel, pero llegó otro porque el mercado de la demanda de droga no se ha modificado; el consumo no ha variado de manera fundamental y eso motiva la presencia de cárteles en esta ciudad", dijo Vicente Sánchez, investigador del departamento de Administración Pública del Colef.
Los matices de esta nueva etapa ya han sido percibidos en la comunidad, tras disminuir este año las muertes violentas y los crímenes de alto impacto.
De acuerdo a las autoridades, la mayor parte de las ejecuciones que han sucedido este año están ligadas a disputas entre vendedores de droga de diversos grupos o células, una especie de limpieza o reacomodo entre narcomenudistas, principalmente en la zona este de la ciudad.
Sánchez dijo que la principal diferencia con la antigua organización criminal que controlaba el trasiego y venta de droga en esta ciudad es una relativa menos virulencia.
Aunque aparentemente el cartel de Joaquín "El Chapo" Guzmán e Ismael "El Mayo" Zambada no se dedica al secuestro ni atenta contra la población que no está implicada en el crimen, es un grupo que al igual que los otros que operan en el país utiliza la violencia como recurso para imponer su voluntad, indicó.
Según Víctor Clark, quien ha analizado por más de dos décadas el fenómeno del narcotráfico en esta frontera, a diferencia de cualquier otra organización criminal en el país, el cártel de Sinaloa toma la violencia como último recurso.
Mientras que el negocio de la droga, desde la distribución en las calles hasta el lavado de dinero en diversas empresas, es para ellos un corporativo en el cual cada decomiso significa sólo una pérdida anual para la compañía, dijo Clark.
A pesar de que el presidente Felipe Calderón ha anunciado diversas estrategias para "golpear" las finanzas de la criminalidad, limitando las compras de bienes, en la práctica no han funcionado. El propio mandatario aceptó en su quinto informe de gobierno su débil plan contra el lavado de dinero.
El cártel de Sinaloa, considerado el más poderoso del país, ha sufrido este año importantes embargos en Baja California.
Desde el decomiso de 120 hectáreas de mariguana al sur de Ensenada, el más grande del país descubierto en julio pasado; hasta 358.2 kilogramos de cocaína incautados en Tijuana a principios de octubre, y decenas de toneladas de mariguana empaquetada para el contrabando a Estados Unidos.
Además del hallazgo de un túnel trasnacional a un costado del aeropuerto y el embargo de 15 millones de dólares en efectivo encontrados en un vehículo, ambos realizados este mes en esta ciudad, entre otros operativos.
Las autoridades han atribuido la propiedad de la mayoría del estupefaciente incautado y los narcotúneles al cártel de Sinaloa, pese a contradecir la teoría repetida por meses por secretarios de seguridad y militares de la región de que en la entidad ya ningún cártel controla el narcotráfico.
Los efectos de esos decomisos y hallazgos de la organización de "El Chapo" no fueron un espiral de violencia en Tijuana.