Los agricultores de California a menudo luchan por encontrar suficientes trabajadores para cosechar los campos llenos de cultivos. Ahora la situación es cada vez más grave ya que las medidas de represión contra los inmigrantes están dejando toneladas de alimentos pudriéndose en los campos.
El año pasado, unos 13 millones de dólares en fresas, brócoli, lechugas y otros cultivos se cosecharon en el condado de Santa Bárbara, y por falta de recolectores, la pérdida de dinero fue de 4.4 millones de dólares, esto de acuerdo a la Asociación de Productores-Exportadores de California Central.
Los arrestos de inmigrantes indocumentados han aumentado en los primeros meses del gobierno del presidente Donald Trump, y por si eso
no fuera poco, incluso antes de la represión, el número de trabajadores agrícolas en California (mayormente mexicanos) ya estaba disminuyendo y la economía de México mejoraba.
Los inmigrantes más jóvenes son menos propensos que sus padres a trabajar en el campo: los jóvenes mejor educados encuentran mejores trabajos. Aquellos que se ven obligados a trabajar con salarios más bajos prefieren emplearse en hoteles y restaurantes porque son menos exigentes físicamente.
Por otro lado, la necesidad de recolectores no se traduce en más empleos para los estadounidenses porque los estadounidenses no los quieren, a pesar de que la paga puede ser muy buena, muchas veces por encima del salario mínimo. Pero los americanos consideran este trabajo retrógrado, muy arduo y es estacional, lo que ocasiona períodos de tiempo sin remuneración.
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Vía Huffington Post
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