Llegó a mis manos un ejemplar del libro “Campestre o Nada, Testimonios”, y lo leí con avidez, porque me llamó la atención su título, cuyos compiladores son la Maestra en Historia Deise Lisbeth García Niño y el Doctor en Ciencias de la Administración Jesús Águila Meza.
Es un libro de 457 páginas, dividido en 6 capítulos y que contiene la entrevista a 44 personas que participaron en el movimiento estudiantil tijuanense de 1971, el cual nos narra los antecedentes de la UABC, que han sido poco difundidos y que vienen a ser un capítulo importante de la historia de Tijuana, de la UABC y también del Club Campestre.
Para comprenderlo mejor, es necesario situarnos en el contexto de la época: Los movimientos estudiantiles y de rebeldía se veían en varias partes del mundo, en 1967 falleció el “Che” Guevara, quien se convirtió en un icono de protesta en los jóvenes de Latinoamérica, los de Estados Unidos protestaban en contra de la Guerra de Vietnam y después, en 1968 por la muerte de Martin Luther King Jr. Mientras tanto en Europa, los jóvenes protestaban en Francia en contra del modelo capitalista y otros, lo que se le conoció como “El Mayo Francés” y a las marchas de los jóvenes en República Checa como la “Primavera de Praga” y también se sumaba el Movimiento Estudiantil Alemán de 1968, que perseguía los mismos ideales.
Tampoco podemos olvidar la efervescencia del movimiento estudiantil de México en 1968, que derivó en los hechos del 2 de Octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. En ese entonces, la Universidad de Baja California existía, pero únicamente en el papel, porque nació mediante un decreto del Gobernador Braulio Maldonado el 28 de febrero de 1957; sin embargo, la universidad no tenía ningún edificio propio, ni en Mexicali ni en Tijuana, tampoco en Ensenada, salvo el edificio de la Colonia Juárez, el cual fue donado a la Universidad por el General Ramón Arnaiz.
Los alumnos de la Escuela de Economía tomaban clase en la Escuela “Alvaro Obregón”, ahí en la colonia Altamira, y posteriormente en la Escuela Primaria particular “Mentor Mexicano”, pero en pupitres que no eran los adecuados para ellos, ya que eran para niños. Eran muy incómodos para los jóvenes.
Los estudiantes de la Escuela de Comercio y Administración tomaban clases en las instalaciones de la “Prepa 2”, en la Colonia Juárez, lo que ocurría en las tardes, ya que en las mañanas eran ocupadas por “los de la prepa”. Por otra parte, a los alumnos de la Escuela de Turismo les impartían clases en las instalaciones del CREA de la Zona Río de Tijuana.
En 1971, Tijuana contaba con una población de aproximadamente 400 mil personas, era una ciudad chica con una población estudiantil demandante y en constante crecimiento. En este contexto se llevó a cabo la toma de los jardines del Campestre, que se concretó el 5 de Febrero de 1971, debemos observar el movimiento estudiantil tijuanense en dos vertientes:
1) Impedir que ICSA tomara posesión de los terrenos del Campestre, ya que la toma la realizaron dos días después de que un Juez federal resolviera darles posesión, dentro del asunto legal entre ICSA (Empresa de la Ciudad de México que representaba los intereses de los herederos de la Familia Arguello, dueños originarios del “Rancho Tijuana”) y el Club Campestre,
2) Presionar al Ing. Raúl Sánchez Díaz, Gobernador de Baja California para que le entregara a la UABC 20 hectáreas del Ejido Tampico, ubicados en la Mesa de Otay. Lo que sucedió al cabo de unos meses.
El presidente de México en ese tiempo era el Lic. Luis Echeverria Álvarez, quien no quería un conflicto con los estudiantes en esta zona del país, con los de la UNAM y demás universidades del centro del país tenía suficiente.
El movimiento estudiantil Tijuanense no tenía ideología, se componía de jóvenes de varias secundarias y también de integrantes del partido comunista, del PAN y del PRI, que los unía un solo objetivo: que la UABC les brindara un espacio propio donde cursar una carrera. Se puede decir que era un reclamo justo.
Si un tijuanense quería estudiar una carrera distinta a Economía, Contabilidad, Administración o Turismo, que eran las únicas que impartía la UABC, tendría que emigrar al DF o a otra parte. Aquí no había donde. De ahí que las primeras generaciones de profesionistas de aquel entonces no eran sino egresados de universidades como la UNAM, IPN, UAG, Universidad de Guadalajara, UNISON, por solo mencionar algunas.
Poca gente sabe que durante la “Toma del Campestre”, los estudiantes organizaron un concierto en el hoyo 4, lo hicieron en Abril de 1971, para reforzar el movimiento que venía desgastándose. Arrancaron gracias al apoyo de un vecino que “les pasó luz” para conectar sus instrumentos, el primer día fueron 33 bandas las que participaron, y el segundo 36. Fueron dos días de Rock, donde los asistentes eran jóvenes de entre 15 a 30 años, el libro menciona que en cada día acudieron aproximadamente 10 mil personas.
Se tiene el registro de que se presentaron los grupos más famosos de la ciudad: “Sammy’s People”, “El Ritual”, “La Cruz”, “Ginny Silva y los Stukas”, “Last Supper”, “Grass and Flowers”, “Bread Company”, entre otros.
A Tijuana se le considera “La Cuna del Rock en México” porque había muchas bandas de rock, influenciadas por el movimiento “Hippie” que estaba en su apogeo y al recuerdo del festival de Woodstock de 1969. Por ello en los 70’s, los cabarets de la Avenida Revolución se empezaron a transformar en lugares para escuchar a Javier Bátiz, Carlos Santana y a las bandas locales. Con ese antecedente es que ahora podemos entender que varias de las bandas que estuvieron tocando en el Campestre, se presentaron en el mítico concierto de Avándaro, el 11 y 12 de Septiembre de ese mismo año.
Los jóvenes se retiraron de los campos del Campestre el 19 de abril de 1971, porque el Gobernador Raúl Sánchez Díaz aceleró el proceso de Donación de los terrenos a la UABC, de la Mesa de Otay, iniciando la construcción de los primeros edificios de lo que es el Campus Tijuana.
El fantasma de ICSA finalmente se retiró de Tijuana porque el Campestre le pagó 42 Millones de Pesos, que fue lo que se obtuvo de la venta de la “L”, es decir, los terrenos colindantes al Blvd. Agua Caliente y la Avenida Sonora, donde se ubica el edificio de Las Torres, el edificio Gallegos, y los demás que están en La Recta, contiguos al campo de Golf. Esta acción de los socios del Campestre les trajo tranquilidad y certeza jurídica a los hogares de Tijuana, ya que arregló de raíz el problema de la tenencia de la tierra de una gran parte de la ciudad.
La importancia de este libro es fundamental para conocer y apreciar aún más la historia de la universidad de casa. Ahora sabemos que la UABC fue el producto del arrojo y valentía de aquellos estudiantes que exigieron un campus digno para formarse profesionalmente, y que hoy en día representa una de las mejores universidades de México.
Álvaro Montaño Rubio
Autor del Libro “Welcome to Tijuana”
www.welcometotijuana.info
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