El domingo 25 de abril, Brian Efrén, un niño de trece años, sale a jugar al parque que está frente a su casa en la colonia Crosthwaite de Rosarito. A las 23:00, al ver que no regresa a casa, reportan su desaparición.
Esta mañana encuentran su cuerpo en un arroyo con el rostro desfigurado por los golpes. La única certidumbre es que el chico fue asesinado con saña. Las contusiones reflejan brutalidad extrema.
Si viviéramos en un lugar normal, este crimen por lo menos indignaría y generaría alguna reacción. Si viviéramos en un lugar al que le quedara un poco de humanidad en el arsenal del alma, este asesinato sería en este momento portada de todos los portales de noticias locales y motivaría un pronunciamiento de las autoridades, pero aquí en Baja California parece entrar dentro de lo que se considera cotidiano, vil ritual de lo habitual.
Tan solo en lo que va de abril se han cometido más de 150 homicidios en Tijuana. Proporcionalmente Rosarito no se queda atrás. Este crimen llama un poco más la atención por la edad de la víctima, pero al final del camino lo único seguro es que no habrá seguimiento y que pasado mañana será olvidado. Rosarito es el lugar donde transcurre nuestra vida diaria y donde estudia nuestro hijo. Anoche, mientras dormíamos, un niño era asesinado a golpes a una corta distancia de nuestra casa.
Me temo que esto no puede ser achacado a la guerra de cárteles o a la gente que viene de fuera y anda en malos pasos. La perorata histórica de la autoridad (panista, priista y morenista) es que las víctimas de homicidios en Baja California son personas que están hundidas en el pantano del narcomenudeo y los homicidas gente que viene de otros estados.
Diez impresentables candidatos, incluida la actual alcaldesa, aspiran a gobernar Rosarito y ninguno dice un carajo.
Lo sorprendente es la poca o nula información que aporta la nota policiaca actualmente. Qué mal reporteadas están. Con excepción de Frontera, en donde mi colega Carmen Gutiérrez se tomó el trabajo de ir a la colonia y entrevistar a vecinos y familiares, el resto de los medios subieron, cuando mucho, el triste parte policiaco de tres párrafos donde se dice que se encontró el cuerpo “al parecer sin vida” del menor. Otros ni siquiera llevan la nota. Es verdaderamente desolador asomarse hoy en día a la prensa local, como desolador es comprobar, una vez más, lo poco que importa la vida humana por estos rumbos.
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