En defensa de la Marcha Fifí

Abraham Mendieta defiende, con el espíritu de un verdadero demócrata, el derecho de los defensores del aeropuerto de Texcoco a bajar de su Torre de Babel y marchar. Con esta colaboración, Abraham continúa su columna semanal en San Diego Red.

Parece que o Forsetes e o Sath gostam bastante do Homem de Ferro

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Parece ser que en México todo cambió demasiado rápido. Los que ayer nos llamaban alborotadores, huevones y revoltosos, hoy se permiten el lujo de buscar en nuestro repertorio de acción colectiva la herramienta de la marcha para defender sus intereses. Y no hay mayor victoria democrática que esa: forzar a los sectores sociales que antes tomaban decisiones en los despachos oscuros a que tengan que bajar sus ideas y propuestas a las calles para que la gente pueda conocerlas de tú a tú, ver quién las defiende, y con qué argumentos:

¡Que nadie tenga miedo a la expresión pública de posturas políticas! ¡Qué salgan a la calle, que no se vuelvan a encerrar nunca más en los oscuros asientos del poder!

Las victorias democráticas no son patrimonio ni propiedad de nadie: enriquecen a la sociedad en la que ocurren. Hoy por primera vez en México, las dos posturas sobre el futuro aeropuerto de la nación estuvieron tentativamente en las calles, y más allá de la celebración efectiva o no de la marcha, las propuestas han podido confrontar la una con la otra. Eso es la democracia: el conflicto entre intereses distintos para ver cual seduce una mayor cantidad de voluntades individuales y colectivas.

Pero no caigamos en el error: tan legítimo es que los sectores facciosos se movilicen en la calle por sus intereses, como que los sectores progresistas aborden este hecho con humor y cierto sarcasmo (a propósito del HT #ConsignasParaLaMarchaFifí) ya que la coyuntura política siempre emana de narrativas que nos permiten entender de donde venimos, y a donde vamos, y es que quizá, algunos se dieron cuenta muy tarde de que tenían que sacar sus ideas afuera, para que la gente las pudiera conocer. Y si anteriormente les pudo el clasismo de excluir al pueblo de sus decisiones: hoy tendrán que entender que el pueblo se extrañe con la imagen del banquero sosteniendo una manta.

Por todo ello, reitero, es una alegría que bajen de su Torre de Babel y que salgan a la calle a defender su postura y su opinión.

Que le demuestren a la gente, si es que llevan la razón, por qué el presidente estaría equivocado. Que hagan política desde la igualdad y nunca más desde el privilegio. México necesita una oposición a la que no se le caigan los anillos defendiendo sus ideas. Solo les pido una cosa: aprendan de cuando el pueblo marchó en 2006 y no rompan ni un solo cristal.

Abraham es Politólogo y cursó la Maestría en Política Mediática por la Complutense de Madrid. Fue miembro del Equipo de Campaña Presidencial de Podemos en España y trabajó con Morena en campañas federales. Actualmente es director del Instituto Madrileño de Comunicación Política y consultor parlamentario de Morena.

Twitter:
@abrahamendieta

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