JAPÓN.- La rivalidad entre perros y gatos es un tema que forma parte de una creencia popular muy arraigada que ha conseguido extenderse a los dueños de estas mascotas. Mientras que unos aseguran preferir a los canes por su lealtad y nobleza, quienes tenemos gatos podemos agradecer lo independientes que son.
Estas cualidades son subjetivas e igual de respetables para ambos casos. Desde mi punto de vista se relaciona con las necesidades afectivas de cada uno de los dueños pues personalmente nunca culparía de ser hostil o frío a alguno de mis 11 gatos. Sin intención de perder la objetividad más adelante, reconozco que estas apreciaciones son relativas y presento una investigación realizada por la Universidad de Japón que fue publicada originalmente en The Animal Cognition Journal.
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Un estudio revelado el día de hoy en el portal del diario británico Independent, confirmó la capacidad que tienen los gatos de reconocer la voz de sus dueños y reaccionar cuando se les llama por su nombre. En esta publicación se aclara que a diferencia de los perros, los gatos no responden haciéndole caso a sus amos, sino que deciden deliberadamente ignorarlos ¿Por qué? Atsuko Saito y Kazutaka Shinozuka, quienes llevaron a cabo la investigación, sugieren que es debido a la historia evolutiva de ambas especies.
La forma en que los gatos fueron domesticados fue totalmente distinta a la manera en que ocurrió con los perros, ya que mientras los canes fueron adiestrados por los humanos, los gatos tuvieron que hacerlo por si mismos. Instintivamente son autosuficientes y por esto no nos perciben como "sus dueños".
Con propósitos de esta investigación, fueron analizadas las reacciones de 20 gatos de casa. Se esperó a que los dueños no estuvieran a la vista y dejaron sonar algunas grabaciones de tres extraños llamándolos por sus nombres seguida por una con la voz de sus amos.
El lenguaje corporal del animal fue registrado para su posterior interpretación y se observaron distintos cambios en el movimiento de las orejas, cola, cabeza y desplazamiento además de sonidos y dilatación de los ojos.
Cuando fueron llamados por su nombre, los gatos presentaron señales de mayor atención al sonido para tratar de identificar la fuente y los movimientos de orejas fueron más notorios cuando escucharon el audio con la voz de sus dueños, aunque en ninguno de los dos escenarios hicieron el menor intento de moverse de donde estaban.
Saito y Shinozuka dedujeron que a pesar de presentar distintas respuestas indicadoras de un reconocimiento a sus propios nombres y a la voz de sus dueños, los gatos reaccionan indiferentes a comparacion de los perros debido a que los ancestros del gato hogareño, se domesticaron a si mismos.
"Historicamente hablando, los gatos, a diferencia de los perros, no han sido domesticados para obedecer las ordenes de los humanos. En cambio, ellos parecen ser quienes toman la iniciativa en la interacción humano-gato."
Según el artículo de Independent, "un reciente análisis genético" reveló que los antecesores del gato moderno fueron los Felis Silvestris, quienes hicieron contacto con los humanos alrededor de 9,000 años atrás cuando se comenzó a desarrollar la agricultura, pues se vieron atraidos por los roedores que vivian en los sembradios y contenedores de las cosechas, así que aprendieron a convivir con los humanos por si mismos.
La independencia de los gatos salvajes provocó que en realidad nunca sintieran necesidad de aprender a obedecer ordenes humanas para conseguir su propio alimento y por lo tanto, reaccionar de la manera en que lo haría un perro.
Fuente: Independent
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