Muchas personas tienen la duda sobre qué hay “más allá” al momento de fallecer y si bien, cada quien cuenta con su propia creencia referente a esto; una de las culturas antiguas encontradas en el país, los mexicas, tenían leyendas referentes al paso de los difuntos al descanso eterno.
Maltratadores de perritos no recibían el “descanso eterno”
De acuerdo a esta cultura, una vez que una persona fallecía, esta viaja al Mictlán en donde tiene que pasar por 9 “niveles” antes de llegar al “descanso eterno” y es en el primero llamado “Ixcutlán” en donde es juzgado por los Xoloitzcuintles.
En la leyenda se relata que en dicho nivel, las almas deben de atravesar un gran río, al otro lado de este se encuentran perros Xoloitzcuintles, los cuales esperan a dichas almas para ayudarles a cruzar.
En este juicio realizado por los mismos y míticos perros, decidían si ayudaban al alma o no, todo dependiendo de cómo habían tratado a los animales en vida, si este se había ganado el amor y confianza de estos en la Tierra, es digno de subirse al lomo del “Xolo” y este gustoso le apoyaría al cruzar los caudales del río Apanohuacalhuia.
Sin embargo, si este había maltratado a perros u otros animales durante su vida en la tierra, no sería ayudado y se le condenaría a vagar en la orilla del río hasta “morir” o quienes se aventuraban a cruzar el agua por su cuenta, terminan siendo comidos por el Xochitonal, un monstruo marino sumergido en las aguas negras de este río.
Perritos esperaban a sus dueños
Cabe destacar que hay otras versiones de esta leyenda, en la que se relata que, en vez de ser xolos, son los verdaderos perros los que esperaban a sus dueños al otro lado del río, y si al reconocer a su cuidador movían la cola y saltaban con gusto al agua, significaba que los habían amado y habían sido respetuoso con estos en vida.
De acuerdo a la leyenda mexica, aquellos que cruzaran el río pasaban al templo del “Señor del Ocaso”, el cual calificaba la dignidad del alma de la persona al escuchar lo que el xoloitzcuintle le contaba sobre el alma de la persona que había decidido ayudar, si se le consideraba digno, podía continuar con su travesía junto al perro, el cual lo apoya en lo que resta de los 8 niveles para llegar al “descanso eterno”.
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