Trabajar desde casa se volvió una tendencia a raíz del confinamiento por la pandemia de Covid-19 en 2020. Muchas empresas alrededor del mundo optaron porque sus empleados realizaran sus labores en línea desde la comodidad de sus hogares.

Sin embargo, sobre todo entre 2020 y 2021, esto trajo muchas escenas graciosas que se volvieron virales, como personas que accidentalmente delataban que únicamente estaban vestidas de la parte superior, gente interrumpiendo en el fondo de las clases o de las reuniones virtuales, etc.

En pleno 2023, una empleada fue despedida de su trabajo en Australia porque durante meses fingió estar realizando sus labores desde casa, cosa que fue desmentida a través de un monitoreo de teclado que realizó su empresa.

Suzie Cheikho laboró por 18 años como consultora de seguros de Insurance Australia Group (IAG). Hasta principios de este año se encontraba laborando vía Home Office. Se encargaba de crear documentos de seguros, cumplir con plazos reglamentarios y supervisar el cumplimiento del trabajo desde el hogar, entre otras responsabilidades esenciales.

Desde octubre de 2022, Cheikho había sido puesta en un programa de mejora de rendimiento y durante un periodo de 49 días hábiles, de octubre a diciembre, su actividad cibernética fue monitoreada, examinando la cantidad de veces que presionó las teclas de su computadora portátil.

En noviembre de 2022, esta empleada recibió una advertencia formal por su rendimiento, ya que su empresa había registrado que no cumplía con plazos y reuniones, estaba ausente e inaccesible, e incluso no completó una tarea que resultó en una multa para la compañía.

Los resultados del monitoreo de su tecleo arrojaron que en 44 días no trabajó durante las horas de su jornada, y que incluso en cada uno de estos tres meses hubo más de 100 horas laborales sin la pulsación de ninguna tecla.

En pocas palabras, este estudio indicó que "no cumplió con las horas de trabajo requeridas ni realizó las tareas según lo previsto".

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Por ello fue despedida el 20 de febrero de 2023. Un mes después, Cheikho alegó ante la Comisión de Trabajo Justo de Australia (FWC) que su empleador tenía un "plan premeditado para sacarla del negocio y que fue atacada debido a problemas de salud mental”.

Aunque la colaboradora no creía en la certeza de los datos, tampoco presentó pruebas que reflejaran lo contrario.

Estoy atravesando muchas dificultades personales que han afectado mi salud mental y, lamentablemente, creo que esto ha impactado mi rendimiento y trabajo.

Aunque ella afirmó que usaba su teléfono para ciertas actividades, su empleador le había establecido la necesidad de usar su computadora para algunas funciones, según la FWC.

Por lo tanto, la comisión consideró que no había un despido injustificado, aunque lamentó la situación dada la larga trayectoria de servicio satisfactorio por parte de Suzie Cheikho.

Con información de Excelsior.

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