La famosa prisión de máxima seguridad de San Quintín, ubicada en el condado de Marin, California, será transformada para convertirse en un nuevo centro de rehabilitación y reinserción social.
Albergando actualmente a 550 delincuentes en el pabellón de la muerte, la cárcel se hizo famosa porque ahí fue donde Johnny Cash tocó para los reclusos en 1959; entre ellos estaba Merle Haggard, quien cumplía una sentencia por robo y en ese instante tuvo una revelación que lo llevó a cambiar su vida y dedicarse a la música. Hoy es conocido por ser una leyenda del country ganador de dos premios Emmy.
Este recinto albergó también a peligrosos asesinos como Charles Manson y William Bonin, un violador que mató a 14 chicos.
Actualmente el gobernador de California, Gavin Newsom, ha puesto una moratoria a las ejecuciones, desmantelando la cámara de gas y trasladando a varios presos a otras prisiones, pues desea que San Quintín se aleje de su leyenda negra y sea un centro de educación, implementando un programa integral de rehabilitación que les permita a los reclusos “romper los ciclos del crimen”, aprender plomería, electricidad y ser conductores de tráileres, para que cuando salgan tengan un trabajo en la sociedad.
Las estadísticas señalan que el 45 % de las personas que salen de prisión vuelven a cometer un delito en los primeros tres años tras su liberación, por lo que el objetivo es cambiar el panorama y concluir el proyecto en 2025, el cual se basa en el modelo de reinserción que tienen en Noruega, donde tres de cada cuatro presos no reinciden.
San Quintín alberga un pequeño museo de historia y un centro de educación superior financiado por las universidades de Stanford y Berkeley.
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Con información de El País
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