La leyenda de la Flor de Cempasúchil

Xóchitl y Huitzilin acostumbraban subir la montaña consagrada a Tonatiuh, el dios azteca del sol, líder de los cielos. Subían desde la edad de la niñez a ofrecerle flores a su dios; así fue como se enamoraron, en la edad de la niñez.

Un día llegaron los tiempos aciagos y Huitzilin perdió la vida en una guerra, defendiendo tierras aztecas. Xóchitl pidió entonces al dios Tonatiuh que la reuniera con su amado.

El dios azteca puso sus rayos sobre Xóchitl, convirtiéndola en una flor amarilla que se asemeja al sol; la flor se llamó cempasúchil, que significa Flor de veinte pétalos. Al desprender sus pétalos, el aroma guiaría al ser amado hasta ella. Así se reunió Xóchitl con Huitzilin.

Desde entonces los pétalos de la flor de cempasúcchil sirven para guíar a los muertos, hasta su altar.

Usos y costumbres

La flor de Cempasúchil es originaria de los estados de Puebla, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán y Estado de México. Es quizá la flor más popular de la cultura mexicana por su uso en el festival del Día de Muertos. Desde sus orígenes, ha tenido un valor simbólico importante; las culturas prehispánicas creían ver en la flor una representación del sol, por su color amarillo y su forma redonda. Por eso era utilizada en altares, ofrendas y entierros.

Dentro del mundo de la medicina, la flor de cempasúchil era utilizada y acaso se sigue utilizando, para aliviar padecimientos digestivos, fiebre e incluso enfermedades respiratorias. También suele tener resultados positivos en su utilización dermatológica.

Debido a su intenso color, se puede extraer colorante natural para teñir objetos o alimentos. También se utiliza para la elaboración de cerveza artesanal, nieve, y pulque, entre otras cosas.

La palabra Cempasúchil proviene del nahuatl "sempowal" y significa 20 o más, mientras que Xóchitl signfica flor. Huitzilin significa colibrí.

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