El expresidente de México, Carlos Salinas de Gortari, recientemente adquirió la nacionalidad española, luego de solicitar un pasaporte en dicho país por medio del procedimiento que el Gobierno de España habilitó para sefardíes o sus descendientes.

Cabe mencionar que la familia del ex mandatario mexicano es originaria de Nuevo León, entidad de la República en donde más se ha recurrido al trámite de nacionalidad española por dicha vía.

De acuerdo con el diario El País, Salinas de Gortari vive en Reino Unido desde hace años, por lo que visita España de manera recurrente. Según el medio español, fuentes cercanas a su caso confirmaron que desde 2019 logró obtener la documentación necesaria para poder ser acreedor a la nacionalidad española.

‘De mis motivaciones personales, baste mencionar que estas son de orden genealógico, afectivas y de congruencia con una visión moderna de las interrelaciones compartidas entre naciones y nacionalidades; de orgullo por nuestras raíces, múltiples y diversas’, declaró el ex presidente al diario español.

Asimismo, señaló que no ha sido el único personaje público que cuenta con dos nacionalidades, pues recordó los casos de Gustavo Petro, presidente de Colombia, quien tiene nacionalidad italiana; Boris Johnson, ex Primer Ministro de Reino Unido, el cual cuenta con la estadounidense.

Salinas de Gortari es uno de los personajes de la historia de México a quien muchos respetan, pero que otros lo recuerdan como el mandatario que instauró el neoliberalismo en política mexicana.

Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de México, ha acusado a Salinas de Gortari de ser una de las cabecillas de la llamada ‘Mafia del poder’, grupo al que el tabasqueño ha responsabilizado de la corrupción en el país.

Carlos Salinas de Gortari fue presidente de México de 1988 a 1994, durante su último año al frente del titular del Ejecutivo, en Chiapas, se presentó un levantamiento armado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quienes exigieron la reivindicación de la propiedad sobre las tierras arrebatadas a las comunidades indígenas, un mejor reparto de la riqueza y la participación de las diferentes etnias tanto en la organización del estado como del país.

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