El pasado viernes 15 de julio, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden confrontó al gobernante de facto de Arabia Saudita, el príncipe heredero, Mohammed Bin Salman, sobre el asesinato del periodista saudí, Jamal Khashoggi.
Por su parte, Bin Salman negó responsabilidad en el asesinato cometido en la embajada real en Estambul; respuesta que no persuadió a Biden, quién afirmó que la Inteligencia de EEUU sostenía lo contrario.
Bin Salman, como respuesta a los comentarios de Biden, recordó los hechos cometidos por militares estadounidenses en la prisión de Abu Ghraib en Iraq, así como el asesinato de la periodista palestina-estadounidense Shireen Abu Aklen en la Ribera Occidental del Jordan.
La académica Yasmine Farouk escribió para el New York Times en días pasados, que atacar a Arabia Saudita durante las campañas electorales en EEUU ya forma parte de la agenda política de candidatos y presidentes; Biden, sin embargo, ha sumido los tonos de la conversación al referirse a Arabia Saudita como Estado Paria. Esto sin tomar en cuenta la compleja situación global que se vive a consecuencia de la invasión Rusa en Ucrania, y lo que esto significa en materia de energía. Sin mencionar la influencia cada vez mayor de China en estas regiones.
En un ensayo publicado por el Washinting Post, Joen Biden menciona que su visita al medio oriente, busca fortalecer, y no cortar, las relaciones entre ambos países. Sobre esta visita, la académica menciona, que el encuentro significa una derrota para Biden y una victoria para Bin Salman, a menos que el presidente de los Estados Unidos cambie su actitud frente al príncipe. Lo cual, no ocurrió de esa manera.
Sin duda, después de lo que ocurrió el día 15 de julio, las tensiones entre los dos países han aumentado, a pesar de que su relación económica sigue siendo muy cercana. Más ahora, cuando el precio del petroleo se ha disparado, como resultado de encuentros bélicos europeos, y donde Arabia Saudita se mantiene como el principal productor de petroleo y el principal comprador de armas de Estados Unidos.
Aún es incierto el resultado sobre la visita de Biden al medio oriente, a pesar de que la académica menciona que significa una derrota. En materia política la única certeza es que no existe nada seguro. Las tensiones han crecido, pero pueden cambiar de aires rápidamente. Otros temas deberán tratarse entre estos dos líderes, por ejemplo el tema de los derechos humanos, y los procesos democráticos. Aunque parece que su resolución esta lejos todavía.
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