La guerra en Ucrania iniciada por las fuerzas rusas ya está cerca de superar los 5 meses de duración, un periodo en el que se han arrebatado miles de vidas y millones de familias se han visto obligadas a dejar su hogar en un intento de escapar del conflicto bélico.

De acuerdo con la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), existen más de 7 millones de desplazados dentro del país, pero pese a que la tragedia predomina en el país europeo, una familia residente de Gostómel, ciudad ubicada al norte de Ucrania fue protagonista de un caso esperanzador.

Al huir de los estragos de la guerra, la familia tuvo que dejar su casa y muchas pertenencias atrás, llevando consigo solamente algo de ropa, sin embargo, su mayor arrepentimiento fue cuando se vieron obligados a dejar atrás también a su perro.

“En medio del horror de ser el objetivo de Rusia y nuestra prisa desesperada por irnos, tuvimos que tomar la desgarradora decisión de dejar atrás a Belyi”, recordó la mujer, de 35 años, en charla con el diario The Sun.

El temor a ser impactados por un misil no cesaba por aquellos meses e incluso Kateryna Tytova, matriarca de la familia, fue portada de medios internacionales al ser fotografiada por uno de los fotógrafos de la agencia Reuters que logró tomarla mientras corría de la mano con su pequeña hija, intentando escapar de la muerte.

La familia obtuvo refugio en Kiev durante unas cuantas semanas, movilizándose días después al oeste de Leópolis, aunque fue cuando se enteraron de la retirada de los soldados rusos de Gostomel cuando sin dudarlo, decidieron regresar a lo que alguna vez fue su hogar.

Los escombros que encontraron, producto de la destruccion de su casa, pasó a segundo plano cuando vieron a Belyi, su fiel perrito husky siberiano, avalanzarse contra ellos meneando la cola y saltando de la felicidad por volverlos a ver.

“Estaba esperando pacientemente como si hubiéramos salido de compras, en lugar de estar fuera durante meses después de haber corrido para salvar nuestras vidas”, comentó Tytova al diario británico.

Afortunadamente, el animal no fue víctima de ningún bombardeo y seguía sano y salvo para sorpresa de ellos, pues pese a que le habían dejado alimento al irse, vecinos en la zona lo cuidaron durante algunos meses, aunque siempre rondaba su casa en busca de sus dueños.

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