El pasado 27 de junio del presente año circuló en diversos medios la noticia de que fueron encontrados en San Antonio, Texas, más de 50 cuerpos sin vida, dentro de un camión de remolque; los cuerpos que pertenecían a migrantes, en su mayoría mexicanos, habrían muerto por asfixia.
La impactante noticia expone las condiciones inhumanas que cientos de migrantes atraviesan en esa búsqueda del sueño americano. Sin embargo, éstas no son las únicas amenazas a las que se enfrentan.
Laura Sánchez Ley de grupo Milenio, llevó a cabo una investigación basada en documentos judiciales de los Estados Unidos, donde revela la existencia de grupos delictivos dedicados a la venta de migrantes, que son esclavizados y puestos a trabajar principalmente en campos de cultivo. Uno de esos grupos, menciona la responsable de la investigación, ha obtenido ganancias aproximadas de 200 millones de dolares.
Según información recavada en los expedientes, una vez que los migrantes cruzan la frontera son despojados de sus documentos personales, además, con el fin de evitar que escapen son obligados a dar dar información de sus familias que viven en México u otros países. Después son trasladados a distintos campos de Estados Unidos, donde son sometidos a trabajar sin sueldo y sin comida, además de soportar ser maltratados por sus compradores.
El proyecto End Slavery Now, cuya función radica en evidenciar la esclavitud moderna que se ejerce en los Estados Unidos, menciona que este tipo de prácticas son llevadas a cabo alrededor del mundo para producir productos en las cadenas de suministros globales.
34 líderes de los grupos dedicados al tráfico de migrantes han sido detenidos en los campos de Georgia, Wisconsin, Florida y Texas. Jueces refieren un caso específico sobre migrantes vendidos a rancheros de Indianápolis, quienes además de estar trabajando en campos rodeados con cercas eléctricas para evitar que escapen, debían trabajar noche y día sin paga ni agua, cortando cebollas con sus propias manos. Uno de ellos, menciona Sánchez Ley, murió deshidratado bajo el sol; otro fue obligado a dormir en un mismo cuarto con un enfermo de sarampión como castigo; una de las compañeras fue violada sexualmente por sus patrones.
La investigación de Milenio arroja otro caso sucedido apenas el 28 de junio de este año, un día después de haber encontrado los cuerpos de migrantes sin vida. Autoridades de los Estados Unidos alertaron la existencia de tres personas, dos hombres y una mujer, que habían sido obligados a trabajar durante dos semanas a punta de pistola en McAllen, Texas. Los hombres habían sido obligados a vender drogas y la mujer a trabajar de niñera.
Sobresale el caso de una familia, en las granjas del este de Wisconsin, al norte de los Estados Unidos. Conocida como los García, la familia había esclavizado a catorce hombres mexicanos, despojándolos de documentación, incluyendo su visa H2A (que les permite trabajar dentro de los Estados Unidos) amenazándolos de sufrir graves daños de no realizar los trabajos y servicios. Actualmente la familia García ha sido enjuiciada y espera sentencia. García Jr se ha declarado culpable.
Lamentablemente, esta es una de las realidades que enfrentan los migrantes que atraviesan las fronteras buscando un mejor futuro. El lenguaje, la cultura diferente y su situación legal son aprovechados por grupos criminales que lucran con la necesidad de estas personas.
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