El fundador del trío musical “Los Oficiales de Tijuana”, el oficial Alberto Licona Castellón tiene más de 50 años como oficial, por lo cual fue inspiración del monumento a la policía ubicado en la Secretaría de Seguridad y director de la fundación Brazos Abiertos.
¿Quién es Alberto Licona?
Aunque le han ofrecido el retiro numerosas veces, el 5 de diciembre cumplirá 52 años como oficial, que presume con orgullo. Y el 15 de noviembre alcanzará los 80 años de edad. Licona refleja en su mirada una perseverancia atenta y descansada. Es originario del estado de Hidalgo. Comenzó sus estudios universitarios de periodismo en la Ciudad de México. Dejó trunca su formación universitaria en la Facultad de Ciencias Políticas por la invitación de una gira con el grupo musical Los Dandys para ganar algo de dinero. Este hecho lo trajo a Tijuana cuando estaba en sus veintes, lugar que le abrió los brazos.
Una vez en la ciudad, el oficial Licona se interesó en la policía por las motocicletas, así como su afinidad por las emociones fuertes. Desde entonces ha recorrido una gran variedad de cargos. Ha laborado como crucero en control de tráfico, también como tránsito motorizado y posteriormente como patrullero.
En otras ocasiones tuvo el cargo de subjefe y como jefe en las delegaciones San Antonio, Playas y Otay. Durante 10 años fue comandante y fungió como subdirector en dos ocasiones. Trabajó como director general e incluso fue director interno en la administración de Osuna Millán. “He estado en todos los puestos” afirma Licona con gusto que su recorrido por la corporación ha sido enteramente satisfactorio. Además obtuvo el galardón de Oficial del Año en el 2012.
Padre de familia de dos y con un matrimonio de 52 años, fecha que nunca olvidará porque es el mismo tiempo que lleva en el oficio. Uno de sus hijos compartió el gusto de asumir el cargo de policía, pero al recibir un impacto por arma de fuego que, aunque fue bloqueada por su chaleco antibalas, casi le priva de vida. El oficial Licona no pudo tolerar que la vida de uno de sus hijos estuviera en riesgo, sin embargo, él mantiene el compromiso por su oficio como inapelable.
Licona ha mantenido sus afinidades musicales a lo largo de su vida, incluso hoy en día, participa con un coro familiar en una pequeña iglesia situada en la colonia Libertad. Ejecutante de la guitarra, fundó la primer rondalla de la policía llamada Los Tenientes de Tijuana, que debutó en 1971. Esta agrupación sigue vigente. Ha colaborado con coros de iglesias en diversos eventos religiosos, incluso grabaron un disco de música sacra, que consta de alabanzas para misas.
Perseverancia en el oficio
Al oficial Licona se le reconoce por su práctica de diversos valores como la honradez, el respeto y el incansable gusto de servir a la comunidad, actitud evidente en la rectitud de su porte. Esto constituye la vocación fundamental para el oficio así como la disposición a una capacitación constante.
Asimismo, el oficial Licona se muestra altivo al contar que tiene un expediente limpio sin haber tenido jamás un retardo, ni un percance que le haya obligado a privar de la vida a alguien más en el ejercicio de su profesión. La constancia ha sido difícil por todo lo que implica el trabajo policiaco, como amanecer en una patrulla o soportar frío. Pero ha logrado mantenerse motivado por el gusto de ser policía y por ser un ejemplo a seguir para su familia.
El agente describe la invaluable satisfacción que experimenta cuando recibe agradecimiento de los civiles por resguardarlos del fuego cruzado, o de otras situaciones de riesgo. Pero también le es muy grato gestos simples y cotidianos, como recibir el saludo de los niños.
Alberto Licona Castellón sigue activo como jefe de eventos especiales. Para él, el oficio nunca ha sido monótono. “Hay algo nuevo todos los días”. Aunque él sabe que es peligroso, sigue entusiasmado por la complejidad y por la enriquecedora diversidad que implica su compromiso con el bienestar de la ciudadanía.
Brazos Abiertos
Brazos Abiertos es otro de los motores en su vida que destaca su labor altruista. La fundación es una iniciativa que ha cambiado la vida de numerosas familias. Este apoyo integral a mujeres viudas de miembros de la policía que han muerto en el cumplimiento de su deber, ha tenido diversos logros y satisfacciones.
Brazos Abiertos surgió como una inquietud de la Madre Antonia, ella tuvo una visión en sueños que debía ayudar a los menos favorecidos, según testifica el oficial Licona. Ella fue una monja católica estadounidense de origen irlandés y activista que escogió residir y cuidar a los presos en el reclusorio de máxima seguridad La Mesa, prisión en esta ciudad. La Madre Antonia mantuvo pláticas de reflexión con los reos para fortalecer sus valores durante 35 años.
El oficial Licona a través de un recuerdo se transportó a una ocasión en que uno de los reclusos privó de la vida a un oficial, dejando detrás a una viuda con su hijo. Dado que la Madre Antonia conocía a ambos, sintió la necesidad de consolar a dicha mujer, a la par de continuar su trabajo con los reos. De esta manera, sensible ante ambos lados, atendía la problemática con mayor efectividad.
La experiencia anterior motivó a la Madre Antonia a fundar la asociación Brazos Abiertos, que al poco tiempo confió al oficial Alberto Licona. Ellos se conocieron en un motín que ocurrió en la penitenciaría de Tijuana, acontecimiento trágico (como escena extraída de una película), en que privaron de la vida al director y subdirector de la institución.
Ese día los reclusos estaban armados y los oficiales intentaban controlar la situación sin éxito, pegados a las paredes para evitar recibir disparos. El oficial Licona recuerda consternado que, a pesar de haberle advertido del peligro, la Madre Antonia se situó en medio del estruendo causado por el fuego cruzado y levantando las manos gritó: “Mijos, no tiren”. Entonces cesaron los disparos y ella subió los pisos necesarios para hablar directamente con los reos logrando que entregaran sus armas. Por lo que la llamaron, “Ángel de la prisión”.
El Oficial Licona cuenta esta anécdota con profunda conmoción. El altruismo que compartieron los unió para trabajar en equipo. A través de estas visiones se concreta que la meta de la organización es ayudar integralmente a las familias, desde asistencia legal y psicológica, hasta la supervisión en la continuidad de los estudios.
Brazos Abiertos ha tenido a cargo más de 100 familias. Con frecuencia los hijos de los oficiales finados ven truncada su preparación académica por falta de recursos. A pesar de que el agente Licona tiene presente que un padre no se puede sustituir, fomenta, como dinámica base de la fundación, el acompañamiento cercano de este proceso. Dedica especial atención a los momentos en que los estudiantes se desvían. De modo que los oficiales fungen como figura paternal para mantenerlos enfocados.
Para lograr lo anterior, se hace entrega de útiles escolares cada vez que es necesario. Asimismo, durante el año se les apoya con otras solicitudes que tengan, como apoyo con los uniformes u otros artículos electrónicos como tabletas, que demanda la educación actual.
Esto ha sido de provecho para formar diversos profesionistas, desde dentistas, contadores, hasta abogados. Ellos se han interesado por retribuir a la organización fungiendo como organizadores en diversos eventos. El oficial Licona sonríe al contar que nunca ha tenido algún problema de conducta o de deserción académica con los niños que acompañan hasta la adultez.
Entre otras actividades que también realiza la organización consta de diversas festividades a lo largo del año, como el día del niño en donde hacen entrega de juguetes; regalos tanto el día de la madre como en la celebración navideña; así como entrega de pavos a fin de año.
La asociación inicia legalmente el 15 de abril de 1997, cuando se llevó a cabo el registro ante un notario público. La mayoría de las familias reciben quincenalmente un monto específico por medio de débito que sirve como “una especie de beca educativa para que los niños no dejen de estudiar”, afirma Licona.
Actualmente no existen programas que brinden apoyo a los familiares de los miembros pertenecientes a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana Municipal, es por ello que la problemática se aborda desde una perspectiva integral. Se asiste a la familia tanto con el tema de salud, así como con la vinculación a una adecuada asistencia psicológica, incluso para las madres o padres de los oficiales que perdieron la vida. También dan orientación en trámites legales para llevar a cabo un funeral apropiado.
El oficial explica que las causas de enviudamiento no son siempre muerte por servicio. Sin embargo, en el periodo de los años 2009-2011, fueron finados más de 50 oficiales, varios compañeros apreciados por Licona. Por el momento, Brazos Abierto no cuenta con el presupuesto necesario para cumplir con las metas establecidas, debido a que la pandemia ha generado dificultades en la obtención de recursos. Sin embargo, el compromiso del oficial Licona se mantiene a seguir brindando apoyo a las familias que así lo necesiten.
Agradecimiento permanente
Cabe destacar que la escultura de nombre el “Memorial del Policía” situado en el edificio C2 de la Secretaría de Seguridad Pública, antes localizado en la explanada del Palacio Municipal, se basó en Licona como modelo para su elaboración en el 2004 por una asociación de oficiales. Este monumento requirió un esfuerzo de 3 años para lograr concretarse.
Alberto Licona considera que dentro de poco aceptará el retiro. Sin embargo, aún seguirá participando para contribuir al bienestar social como le sea posible, ya sea con colectas o apoyando en escuelas. El oficial pide a la sociedad una mayor comprensión a la policía, quienes a diario se exponen, en primera línea, a diversos riesgos para apoyar a la comunidad.
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