El Día de Muertos, es una celebración para honrar a los muertos que se remonta a la era prehispánica, durante esta época, el culto a la muerte estuvo presente en distintas culturas a lo largo y ancho de México.

Tras la llegada de los españoles, esta festividad se mezcló con la fiestas católicas de los fieles difuntos. Para los mexicas, El destino final de las personas estaba determinado por la conducta desarrollada en la vida.

El Mictlán era el lugar de los muertos, los fallecidos atravesaban durante cuatro años un proceso para dejar el cuerpo y las emociones a su paso.

Había nueve niveles que eran obstáculos que las personas debían superar. El primero, un río que las personas cruzaban con ayuda de un xoloitzcuintle.

El último nivel representaba el paso de nueve ríos y era como encontrarse con todas las emociones, en un proceso de purificación.

La celebración tiene lugar el 1 y 2 de noviembre. La noche del 31 de octubre se encienden las primeras veladoras para recibir a los muertos chiquitos, a los niños. El 1 es el día de Todos los Santos.

La noche del 1 al 2, la ofrenda alcanza su máximo esplendor. Se reza y en algunas zonas del país se pasa la noche en los panteones. Es el Día de los Fieles Difuntos. Al terminar la celebración, se degustan todos los platillos y bebidas de la ofrenda.

A principios del siglo XX se añadió la Catrina, la calavera creada por el grabador José Guadalupe Posada, que vestida de varias formas, marca es visión satírica, de burla que se tiene con la muerte en México.

En México, las tradiciones de esta celebración incluyen visitar a los seres queridos que ya partieron en los cementerios y preparar altares con alimentos, veladoras, incienso, fotografías y flores para recordarlos.

Es solo durante estos días que las almas de los seres queridos pueden volver del más allá para estar cerca de los suyos.
La tradición mexicana del Día de Muertos es un festejo de la vida de los que ya no están y una forma de recordar a los seres queridos que han fallecido