El Joker encarnado por Joaquin Phoenix y dirigido por Todd Phillips ganó uno de los premios más importantes de la industria cinematográfica: el León de Oro de La Mostra Internazionale D´ Arte Cinematrografica de La Biennale di Venezia a la mejor película.
Los que han tenido la oportunidad de verla -llega las salas comerciales y al público en general el próximo 4 de octubre- críticos de cine principalmente, no han parado de elogiar tanto la actuación de Phoenix como la dirección de Todd. En Venecia, al terminar su proyección, recibió una ovación, de pie, de 10 minutos.
La película hace historia. Nunca antes un film de este género, de superhéroes o, para el caso, de supervillanos y emanado de un cómic, había ganado premio similar.
Los que saben dicen que es un premio más importante que el Oscar mismo, pues La Mostra se dedica al cine como arte, no como producto comercial, aunque sabemos que aquél es el mas popular por la visibilidad y alcance que Hollywood tiene. Es la industria cultural por antonomasia.
La historia de este Joker emana del cómic de Batman, claro, pero no está basada en él. Es una historia completamente original. Sabemos, por lo que hemos tenido oportunidad de leer, que es una oda a la locura y a la decadencia de la sociedad contemporánea y posmoderna. Desnuda era que nos ha tocado vivir.
La palícula de Batman de 1989 nos mostró a un Joker cuya locura es catalizada porque sus patrones lo arrojaron al ácido. La locura del Joker de Phoenix y Todd, de este 2019, es provocada por la sociedad a la que el personaje pertenece.
josue.beltran@sandiegored.com
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