Mariana murió por el rezago de tratamientos para el cáncer en el hospital infantil Federico Gómez en la Ciudad de México. La austeridad y una investigación de Cofepris sobre los medicamentos, terminaron dándole ventaja a la anemia aplásica, pre leucémica. El Filgastim se retrasó 3 semanas, días vitales en una enfermedad en la que cada minuto cuenta.

Primero fue Erick, luego Judith y al final Mariana Pérez, los 3 niños que pidieron la ayuda del presidente Andrés Manuel López Obrador. “No me quiero morir”, le dijeron en videos. Mariana fue diagnosticada en agosto, uno de sus sueños era conocer al “Vitor”, interpretado por el comediante Adrián Uribe, y solo alcanzó a interactuar con él. Un actor tuvo más empatía que el presidente de México que reconoció la lucha de los padres de familia que protestaron en el aeropuerto, en la cámara de diputados y en la secretaría de salud exigiendo respuestas. Lo que lograron fue que el secretario de salud Jorge Alcocer, les ofreciera una disculpa por sus comentarios sobre que los medicamentos no eran urgentes y que les llevaran medicamento de urgencia.

Lo que puede sorprender es que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reaccione defendiendo a su administración y cuestionando a los médicos y enfermeras por no haber comprado los medicamentos que todos pagamos con nuestros impuestos. Lo que no se sabe es que cada dosis por vacuna de algunas fórmulas cuestan 12 mil pesos y Mariana requería 3 a la semana para progresar y en México hay personas que nunca han visto 12 mil pesos juntos y disponibles.

Una quimioterapia, una mezcla de medicamentos suministrados vía intravenosa cuesta 120 mil pesos en el mercado mexicano. Lo que propone AMLO tiene una distancia marcada de la realidad de la economía de las familias que encaran al cáncer pero dista más de la empatía que se requiere.

Esas 10 familias que han protestado por falta de medicamentos de cáncer en la Ciudad de México solo exigen su derecho, buscan empatía, no están atacando a nadie. La falta de empatía entre el gobierno y los problemas de los ciudadanos se revela en que el presidente “acepta sin conceder” y que en lugar de diseñar estrategias para que no haya desabasto, el gobierno cuestiona si la niña en verdad pudo haber sobrevivido sin el medicamento faltante.

“Aceptando sin conceder que no tienen medicamento. ¿Qué sociedad somos si la enfermera, el médico, nadie toma la decisión de comprar el medicamento para que no muera el niño. Hay que investigarlo y no tienen por qué faltar los medicamentos. Porque si faltan los medicamentos se toma el avión... para ir a Estados Unidos, a la India a comprar los medicamentos”, cuestionó Andrés Manuel.