Elecciones

Diagnóstico del primer debate por la gubernatura de BC

Bonilla por ausente fue el gran perdedor

Las lecciones y múltiples lecturas del primer debate por la gubernatura de Baja California, son intensas más que interesantes.

En primer lugar, el comentario obligado del formato: cada vez se asemeja más al de un verdadero debate, aunque todavía no llegamos plenamente a uno que pueda ser considerado por completo como tal.

Los moderadores, como buenos conductores y reporteros, hicieron su aporte crítico. Sin empacho atajaban a los candidatos cuando estos no atendían el tema o preguntas. Cuando claramente hacían demagogia, los traían a lo que debían atender.

Igual entre ellos. En los segmentos de la “bolsa de tiempo”, donde debían argumentar libremente el tema, tuvieron la oportunidad de interpelar por turnos, llamando la atención para hacer uso de la palabra restringidos a los dos minutos por segmento.

Los candidatos deben ser capaces de enfrentar los temas, las críticas y el diálogo. Es saludable para el ejercicio de la democracia. Es necesario.

Las épocas de la dictadura perfecta, el pan y el palo, tienen que quedar atrás y este tipo de práctica, la de una democracia plena y transparente, deben formar parte del imaginario actual para dejar atrás esos fantasmas que siguen vigentes. Como hemos dicho en otros espacios: el inicio de la madurez republicana ha llegado. Debe ahora tomar forma.

Así, el gran perdedor del debate es Jaime Bonilla Valdez. Se considera puntero en las encuestas, pero no acudir a dialogar ni a enfrentar a sus oponentes ni hablar de frente a la opinión pública y al electorado del que saldría el triunfo para el que sea, es una falta de respeto gravísima.

El mensaje que nos manda a aquellos que no militamos en su partido, que no le representamos voto duro y que no nos dejamos llevar por la moda de MORENA, dice que no va a escucharnos, que solo prestará oídos a aquello que le dicen lo que que oír y no lo que necesita o debe.

Esto o que no tiene propuestas propias o que no conoce Baja California. Hasta ahora, la estrategia de su campaña ha sido de un eco de las políticas de Andrés Manuel López Obrador y su implementación en el Estado pero ¿y las suyas? ¿Qué le ofrece a Baja California más allá del desaire que todos vimos la noche de ayer?

Ahora: los logros o “promesas” de AMLO no son para celebrarse. Es su obligación, es el trabajo para el que lo contratamos. Atrás debe quedar la vieja práctica faraónica de contratar espectaculares para presumir lo que nos debe dar.

No, no es de atender en una campaña lo hecho por el Presidente en apenas casi 6 meses de mandato. Es un trabajo que él debe cumplir. No es un favor hecho a los electores.

Así, todos y cada uno de los candidatos que sí acudieron a debatir, ganan, pues encontraron un foro a través del cual los votantes conocemos su persona, personalidad, agenda e ideario. Óscar Vega pudo lucir menos acartonado. Mucho daño le hizo anoche el manual panista de presentación personal y manejo discursivo.

Ante la ausencia de Bonilla, Vega fue el más confrontado y señalado porque representa al partido que ha tenido la exclusiva de gobierno por 30 años. Entre Adela Navarro y Héctor Osuna lo señalaron de frente. Gran reto tiene el candidato Vega Marín de tomar distancia de la historia reciente del partido que representa.

Enrique Acosta hizo un esfuerzo y solo eso. Su partido nos trae también recuerdos muy lamentables a los bajacalifornianos. Valiente esfuerzo de representar a un partido que ya no queremos ver por el pasado que representa en el país.

Vimos a un Ignacio Anaya fresco, cuyas propuestas para el Estado no pueden ser ignoradas. Como buen abogado fiscalista y contador público, tiene muy presente el pulso de la legalidad que podemos tener en Baja California.

Observamos a un Jaime Martínez Veloz cercano a la realidad social de Baja California, cosa fundamental pues vivimos un presente de desatención e ignorancia del Estado hacia la sociedad lacerante, a grado tal que todos los candidatos están de acuerdo en que, si hay algo que atender es el tema de la seguridad pública pero ¿cómo? La fórmula de Veloz, desde abajo, desde el trabajo comunitario.

Jaime Martínez Veloz se presentó como el más empático de todos. El debate le permitió reencontrarse con un público que hacía tiempo no lo miraba ni escuchaba de esta manera, en forma plena.

Si bien no ha dejado de hacer labor ni activismo comunitario, anoche el electorado lo miró como estadista, como alguien que puede hacer mucho por Baja California en tan solo dos años.

De hecho, fue el único realista de todos. Dijo que en dos años cimentará, en su gobierno, las primeras piedras para la transformación verdadera de Baja California.

El gran perdedor, Bonilla. Ganadores, todos, por la oportunidad de demostrar que rebasan una moda y tendencia electorera. El más realista, Veloz. Quedan dos debates y un mes de campaña en el que todo puede suceder. No olvidemos que caballo que alcanza, gana, y que, en este momento, no hay nada para nadie.

editorial@sandiegored.com

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