Tener sexo en el agua es la fantasía de muchos; estar en un jacuzzi con nuestra pareja nos puede parecer muy erótico pero no todo es tan mágico como nos dicen las películas.
Así que antes de ponerlo en práctica, te compartimos lo que opinan los expertos sobre el tema.
Aumenta el riesgo de infecciones
El riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual o infecciones bacterianas puede aumentar. Esto ocurre porque el medio acuático incentiva la proliferación de gérmenes. Además, el medio ya puede estar contaminado.
Sobre las enfermedades sexuales, la probabilidad de contraer ETS dependerá del método anticonceptivo que sea aplicado.
Incrementa el riesgo de embarazo
Tener relaciones sexuales en el agua interviene en la efectividad del condón. El mayor problema es que el látex puede perder efectividad porque se vuelve poroso y este puede romperse.
¿El agua ayuda a la lubricación?
Falso. Incluso, se sabe que la sal de mar o el cloro de la piscina puede causar irritaciones.
A pesar de que estamos en un medio líquido, dicho medio es “seco”. El flujo habitual femenino que aparece con la excitación desaparece en el agua, impidiendo la lubricación adecuada.
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