Ayer el rey Salman bin Abdelaziz de Arabia Saudita lanzó un decreto que permitirá a las mujeres de ese país conducir un auto en 2018. A pesar de los esfuerzos y activismo para los derechos humanos y la igualdad, las mujeres aún están sujetas a diversas prohibiciones, como lo vemos en el mundo occidental, pero que en Arabia Saudita forman parte de la monarquía, sus creencias y leyes conservadoras y religión.

Otra de las restricciones que tenían las mujeres era no poder entrar a un estadio, hace unas semanas se eliminó esta prohibición y las mujeres del país asistieron a la celebración en un estadio para festejar.

Actualmente los retos siguen siendo muy grandes, a pesar de los esfuerzos y la presión internacional, la mujer sigue dependiendo de los hombres para realizar muchas cosas.

Por ejemplo, es necesario que ellas pidan autorización a los miembros masculinos de su familia para someterse a alguna cirugía, abrir una cuenta en el banco, tener un trabajo con paga, recibir educación superior y viajar por estudios, casarse o salir del país. Las mujeres tienen un guardián (mahram) que decide por ellas.

Su código de vestimenta es otro aspecto que difícil no notar, pues el reino exige cubrirse de pies a cabeza, sin mostrar alguna parte de su rostro. Aunque en algunas partes, como Riad, las mujeres se destapan el rostro y ya es común verlas con los ojos descubiertos.

Este país cuenta con más de 31 millones de habitantes y las restricciones que aún quedan vigentes para las mujeres deben aplicarse también para aquellas extranjeras que estén de visita.

Aunque aún hay muchas prohibiciones y otras son más flexibles, la brecha de igualdad es muy amplia, los matrimonios ya no son forzados pero por lo mismo no hay edad mínima para contraer matrimonio, tampoco pueden casarse con hombres que no sean musulmanes o pertenezcan a otras comunidades.

Ser mujer y no cumplir con la ley puede mandarlas a prisión, y eso por no mencionar que en algunos pueblos y ciudades más conservadores aún las juzgan duramente con maltrato físico y humillación pública.

Su libertad va de la mano con temas relacionados a la seguridad, el sexo y el empleo. Aunque en occidente estamos acostumbrados a la igualdad, más o menos, esta parte del planeta también tiene muchos retos que lograr en esta cuestión, por ideologías e incluso leyes precarias.

Con información de Huffington Post.

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nelly.gonzalez@sandiegored.com