La ambición del cineasta versátil Danny Boyle lo ha llevado a conquistar muchas cimas, desde engendrar una cinta de culto con Trainspotting hasta ganar el Óscar con Slumdog Millionaire. Vaya, hasta consiguió que la Reina Isabel II participara como chica Bond en su apertura de las Olimpiadas de Londres 2012.
Sin embargo, Boyle aprendió por las malas que no todo se puede en esta vida con uno de sus grandes héroes. El director tuvo su primer encuentro profesional con David Bowie cuando planeaba la ceremonia de inauguración olímpica, a quien visitó personalmente en Nueva York simplemente para convencerlo.
Esa fue la primera vez que el músico le rechazó una propuesta de colaboración, pero el momento que realmente le partió el alma fue cuando su compatriota inglés no le dio permiso de usar su discografía para realizar un largometraje musical de su trayectoria.
Boyle admitió que "atravesó por un duelo" debido a este proyecto fracasado, decepción que lo ayudó a canalizar toda su motivación en la biopic Steve Jobs. El británico dirigió la película inspirada en la vida del visionario de Apple "para llenar el espacio en mi corazón hecho por el guión abandonado de Bowie".
Vía Billboard
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