Centrada en el protagonista Pat Solitano Jr., se nos narra la historia de un hombre diagnosticado con el síndrome de la bipolaridad por consecuencia de un disturbio doméstico. Posteriormente de haber cumplido su "rehabilitación", se regresa a vivir con sus padres y bajo su tutela en conjunto con su terapia, busca la manera de salir adelante y en el proceso, cumplir con el objetivo de recuperar a su esposa.
Lo anterior suena bastante tierno aunque la mayoría del tiempo vemos acciones intrépidas y conductas inapropiadas, las cuales nos hacen percibir la vida desde una forma sincera. Desde la niñez y parte de nuestra juventud, se nos tiende a prohibir este comportamiento "liberal" porque no va de acorde con la sociedad. A excepción de uno que otro, los niños no mienten y por ello, se manipula esa virtuosa inocencia convirtiéndolos en seres conformistas, hipócritas, mentirosos, convenencieros y socarrones.

Como es costumbre, los planes de Pat se alteran en cuanto Tiffany Maxwell entra en su rutina. Esta jovencita es lo suficientemente madura para Pat e interesantemente cuando están juntos forman una especie de pareja ideal por su estilo de anti-heroísmo. Excesivos cambios de humor se presencian como pleitos apasionados, palabras pervertidas, absoluta honestidad y extremada libertad expresiva. Sin embargo, este paquete rinde frutos en el esquema familiar.
David O. Russell no es ningún extraño en tramas familiares. Su guion es magnífico por su golpe de conciencia y respeto generados hacia estas personas. Realmente no representan peligro alguno como se suele malinterpretar. Por lo visto, suelen ser más acosadas por la gente común. El tachar, juzgar o como se le llamé hoy en día
siempre ha formado parte de nuestro modo operandi y creo en ese sentido, deberíamos ser más honestos con nosotros mismos y flexibles hacia esta tendencia de expresión directa.
Actualmente hay más casos de conductas explosivas o crisis emocionales posicionando a la bipolaridad como una moda dudosa ya que su autenticidad depende de actos incontrolables. Los jóvenes envejecen prematuramente por la constante preocupación del trabajo, los sacrificios innecesarios en las relaciones, existe mucho odio, presión y depresión. Esto porque básicamente formamos parte de un estricto sistema que nos prohíbe ser nosotros mismos. Todo este protocolo con el propósito de formar caballeros y damas de honor.